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EFEMÉRIDES DEL MES DE FEBRERO: BICENTENARIO DE LA ANARQUÍA DEL AÑO 20. FEBRERO

Cepeda, una batalla bisagra de la historia argentina

(3ª Parte. Viene del sábado 8 de febrero).

El Tratado de Pilar

El mismo día 17 de febrero, en el que asumió Sarratea, el general Soler se entrevistó con Ramírez en Luján y obtuvo tres días de plazo para que el nuevo gobernador desplazara de los empleos administrativos a todos los que habían prestado servicio en el gobierno directorial. Incluidos los miembros del Cabildo que fueron reemplazados. Después de haber satisfecho esta exigencia de los caudillos; Sarratea se reunió con ellos el 23 de febrero en la capilla de Pilar, donde firmó con López y Ramírez el Tratado de Pilar. De gran importancia institucional para nuestro país, porque es uno de los tratados preexistentes a los que hace alusión el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional de 1853, cuando alude a las razones por las cuales están reunidos los constituyentes. En este pacto se estableció el compromiso asumido por las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos de organizar el país bajo el sistema republicano y federal y para ello se convocaría en un plazo de sesenta días un Congreso General Constituyente a reunirse en la localidad de San Lorenzo (Santa Fe).

El art. 7º ordenaba iniciarles proceso a los miembros del Congreso y a los Directores Supremos que habían comprometido la libertad de la Nación iniciando negociaciones diplomáticas destinadas a coronar a un príncipe extranjero como rey del Río de la Plata. Lo paradójico de este artículo es que lo haya firmado Sarratea, después de haber sido el autor de la idea de coronar como rey del Río de la Plata a un hermano de Fernando VII, Francisco de Paula de Borbón, contando con la aprobación de su padre, Carlos IV. Las negociaciones llegaron a estar muy avanzadas, a punto tal que junto con Belgrano y Rivadavia, con quienes se encontró en Londres en misión diplomática, redactaron un proyecto de constitución monárquica. Cuando el príncipe se negó a participar del proyecto, planearon secuestrarlo para coronarlo contra su voluntad en Buenos Aires. Nada de esto se concretó, pero no deja de ser una ironía de los cambios de ideas de los políticos.

Por el artículo 3º las provincias signatarias del tratado se comprometían a ayudarse mutuamente ante la agresión portuguesa (recuérdese que los portugueses habían invadido la Banda Oriental en 1816 y se temía que quisieran expandirse por la Mesopotamia argentina). Valiéndose, en parte de este artículo, y por otra de una cláusula secreta. La provincia de Buenos Aires proveyó de ayuda económica y militar a Entre Ríos. Además, tanto López como Ramírez, quienes al momento de iniciarse las hostilidades contra el Director Rondeau, lo habían hecho en carácter de lugartenientes de Artigas, “El Protector de los Pueblos Libres” y “Creador de la Liga de los Pueblos Libres”. En el Tratado de Pilar firmaron independizándose de su autoridad, proclamando las autonomías de sus respectivas provincias y considerándolo a él solamente como “Capitán General de la Banda Oriental”. Se lo trataba en un pie de igualdad y se lo invitaba a adherir al tratado, pero no se lo consultaba para su aprobación. Los caudillos aplicaron la política de los hechos consumados. Ramírez y las autoridades de Buenos Aires sabían que en realidad el dinero y las armas enviadas a Ramírez eran para que este las empleara ante un muy posible enfrentamiento con Artigas, que seguramente no aprobaría lo actuado por sus ex subordinados.

Por Rubén Osvaldo Cané Nóbile

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