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EFEMÉRIDES DEL MES DE JUNIO: 17 DE JUNIO ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL GENERAL GÜEMES


Cuando Güemes llegó a Salta, el pueblo salió a la calle y pidió al Cabildo el nombramiento de un gobernador, sin participación del Directorio. En ese momento Güemes tenía todo a su favor, porque era el único candidato, y porque su hermano mayor, el doctor Juan Manuel de Güemes, era uno de los miembros del Cabildo. Así fue como Martín Miguel de Güemes fue electo Gobernador Intendente de Salta, jurisdicción integrada entonces, por las ciudades de Salta, Jujuy, Tarija, San Ramón de la Nueva Orán y varios distritos de campaña. Era la primera vez que las autoridades de Salta eran elegidas por los propios salteños desde 1810, lo que significó la autonomía de Salta y su ruptura con el Directorio.

Pero el Cabildo de San Salvador de Jujuy no lo reconoció como gobernador. Ante esto y con la excusa de la amenaza de un ataque realista sobre la ciudad, marchó con sus tropas hasta Jujuy y presionó a sus habitantes y al Cabildo para que lo aceptaran. Pero el teniente gobernador local, Mariano de Gordaliza, no era un subordinado complaciente con Güemes.

Al poco tiempo de la llegada de Güemes al gobierno salteño y de conocerse la reacción negativa de Rondeau, llegaron a Tucumán, procedentes de Buenos Aires unas tropas al mando de Domingo French, que iban a reforzar al Ejército del Norte y, que además tenían la orden de derrocar a Güemes al pasar por Salta. Enterado de esto Güemes no le permitió pasar por su provincia hasta que lo hubo reconocido como gobernador. Pero ya era tarde: cuando French y sus tropas llegaron a Humahuaca, se enteraron de la derrota de las fuerzas independentistas comandadas por Rondeau en la batalla de Sipe Sipe, el 29 de noviembre de 1815. Este nuevo triunfo de los realistas significó la pérdida definitiva del Alto Perú debido a las ambiciones personales de Rondeau y Güemes.

Rondeau, enojado con Güemes por la revolución en Salta y por haberle impedido llegar refuerzos, retrocedió a Jujuy, donde contó con el apoyo del teniente gobernador Gordaliza, de allí se trasladó hasta Salta y ocupó la ciudad. Pero en seguida Rondeau se vio rodeado por las guerrillas gauchas y tuvo que capitular, firmando con Güemes el Pacto de los Cerrillos, reconociéndolo como gobernador y encargándole la defensa de la frontera noroeste. Poco después, por decisión del Congreso de Tucumán, Rondeau fue reemplazado por Manuel Belgrano, en el mando del Ejército del Norte y por Juan Martín de Pueyrredón, en el Directorio, ya que Rondeau había sido elegido Director Supremo después de la caída de Alvear por el Cabildo de Buenos Aires. Pero como estaba en el frente de guerra, durante su ausencia lo había reemplazado el coronel Ignacio Álvarez Thomas.

Como consecuencia del fracaso de la Tercera Campaña al Alto Perú y de la debilidad del Ejército del Norte, el cual estaba imposibilitado de emprender una nueva ofensiva. Las milicias gauchas al mando de Güemes pasaron a desempeñarse como ejército en operaciones continuas.

Güemes jamás obtuvo apoyo económico del Directorio y la ayuda que le prestó el Ejército del Norte fue muy escasa; por ello decidió legalizar monedas privadas locales, que circularon desde 1817 y que se extendieron por todo el noroeste argentino.

Toda la población participaba en la lucha: los hombres combatían, mientras que las mujeres, los niños y los ancianos ayudaban como espías o mensajeros. Las emboscadas se repetían en las avanzadas de las fuerzas de ataque, pero eran más intensas en la retaguardia y en las vías de aprovisionamiento. Cuando los realistas se aproximaban a un pueblo o a una hacienda, los habitantes huían con todos los víveres y el ganado, junto a todo lo que pudiese ser útil al enemigo. Esta clase de lucha, de tierra arrasada, arruinó la economía salteña, pero las clases populares preferían sufrir este infortunio económico antes que las crueldades de los realistas.

Las milicias de Güemes contaban con una organización militar reglada cuyo origen se remonta a 1815, cuando creó un cuerpo militar denominado "División Infernal de Gauchos de Línea" (conocidos como los Infernales de Güemes), que aunque no fue aprobado por el gobierno de Buenos Aires actuó exitosamente hasta su muerte.

El papel de Güemes consistía en organizar la estrategia general y financiarla. Pero nunca entraba en combate, porque según los historiadores modernos, habría sido hemofílico, y cualquier herida le hubiera causado la muerte. Ese hecho explicaría porque se produjo su deceso a causa de una herida de bala que lo desangró tras varios días de agonía, cuando en condiciones normales habría sanado en poco tiempo.

Güemes al defender nuestro territorio, colaboró dentro de sus limitaciones, con el plan libertador de San Martín, porque convirtió al norte en el yunque que soportó siete invasiones realistas y las rechazó, pese a que se trataba de ejércitos que lo superaban en número y recursos. Con lo cual forzó a los españoles a distraer hombres y medios hacia el Alto Perú, favoreciendo la marcha del Ejército de los Andes en Chile primero y en Perú después.

Lamentablemente en 1821, Güemes también se involucró en la guerra civil que asolaba a nuestra naciente patria y se enfrentó con el gobernador de Tucumán Bernabé Aráoz, pero fue vencido. Durante su ausencia de Salta se produjo una rebelión de la clase alta conocida como “Revolución del Comercio”, que estaba harta de las contribuciones forzosas que exigía Güemes para continuar la guerra de la independencia. Los sublevados dominaron el Cabildo, lo destituyeron bajo la acusación de tirano y pactaron con el general español Pedro Antonio Olañeta, entregarle la ciudad de Salta. Pero Güemes retornó a la ciudad, reasumió el poder y perdonó a los sublevados.

Mientras tanto, el general Olañeta le ordenó al coronel Valdés que avanzara con sus tropas sobre Salta. Éste tomó la ciudad la noche del 7 de junio de 1821, y, al salir a combatirlo, Güemes fue herido por una bala. Huyó a caballo hasta una hacienda a dos leguas de la ciudad. Pocos días después arribaron al lugar dos oficiales enviados por Valdés que le ofrecieron trasladarlo a Buenos Aires, donde recibiría el mejor tratamiento, a cambio de que ordenara el alto el fuego contra los realistas. Sin responder a los enviados y en su presencia, Güemes reunió a sus oficiales y les pidió que jurasen que nunca aceptarían llegar a ningún acuerdo que favoreciese al enemigo; pedido que fue respondido con un entusiasta juramento de los oficiales y gauchos salteños.

Güemes murió el 17 de junio de 1821, a los 36 años de edad, en la Cañada de la Horqueta, cerca de la ciudad de Salta. Allí pasó sus últimos días. A la intemperie, en un catre improvisado por el capitán de gauchos Mateo Ríos. Luego su cadáver fue inhumado en la Capilla del Chamical. Martín Miguel de Güemes fue el único general argentino caído en acción de guerra exterior. Sus hombres cumplieron el juramento y unas semanas después de su muerte recuperaron la ciudad de Salta, dirigidos por el coronel Jorge Enrique Vidt. Después de esta derrota los españoles no volvieron a intentar invadir el norte nunca más. La vida de Güemes y sus fieles seguidores es un ejemplo de lealtad a la causa de la libertad y de patriotismo.

Por Rubén Osvaldo Cané Nóbile

Cita

1) – Imagen tomada de: https://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_Miguel_de_G%C3%BCemes#/media/Archivo:La_muerte_de_G%C3%BCemes.jpg. Consulta del 14/06/2020.

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