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“Estuvimos durante 56 horas en la balsa, fuimos la anteúltima en ser rescatada”

El 2 de mayo de 1982, durante la guerra de Malvinas, el crucero ARA General Belgrano -que tripulaba como soldado- fue hundido en el Atlántico Sur por el submarino nuclear británico HMS Conqueror. De los 1.093 tripulantes que tenía a bordo, murieron 323.

Unos 770 lograron sobrevivir en balsas inflables, entre ellos, el chivilcoyano Jorge Tarditti, quien fue entrevistado en el programa ‘A nadie le importa’ de Radio del Centro donde revivió su experiencia como veterano de Guerra.

Ante todo Tarditti aclaró: “No soy héroe si no testigo de una guerra y sobreviviente del Crucero General Belgrano, no combatí porque nos bajaron y no tiramos tiro aunque si tengo que ir nuevamente lo hago”.

 

-¿Malvinas marcó un antes y un después en su vida?

-Sí porque no es solamente el 2 de abril si no todos los días a partir de 1982 cuando regresé de Malvinas, todos los días Malvinas está a flor de piel y se lo lleva de una manera muy profunda en el alma. Particularmente no lucro por haber estado en Malvinas porque son 649 almas que quedaron en las Islas y hay madres que cuando van a poner una flor les gustaría tener un abrazo y beso del hijo no solamente el recuerdo debido a que lo más importante es el respeto.

Mi hija Cecilia fue la responsable que me hiciera el tatuaje, Adrián López que es un genio fue el que plasmó en mi cuerpo algo muy sagrado por los chicos que quedaron y dieron la vida por el país.

Hablar de Malvinas remueve sentimientos no solamente el 2 de abril si no los 365 días del año y todos los días me acuerdo de lo sucedido.

La vida igualmente puedo disfrutarla debido a que estar pensando constantemente en Malvinas sería muy difícil de sobrellevar, entonces estoy con mis hijos, mis nietos, disfrutar de lo que tengo cotidianamente. El reconocimiento es de la gente, y en la vigilia me fui a saludar a la gente que nos brinda su aprecio, por concurrir y estar presentes, ante todo por el respeto.

 

-¿Su proceso en el Servicio Militar que lo lleva a formar parte de la guerra?

-Cuando cumplí los 17 años, en esa época sorteaban con los últimos tres números del DNI, Clase ‘62 tercera tanda de marinería, al sacar el número me tocó Marina. Fui a hacer revisación en Junín, di apto y el 1° de junio de 1981 ingresó a la colimba; de Chivilcoy viajé a Junín y de Junín me llevaron a Constitución y de Constitución a Bahía Blanca donde hago Campo Sarmiento, instrucción durante dos meses y luego salimos de franco hasta que me dieron paso al Crucero General Belgrano.

El año 1981 fue lindo teniendo en cuenta que por primera vez me subía al Crucero General Belgrano con 185 metros de eslora, casi 2 cuadras, y 78 bocas de fuego que puedo asegurar es lo más hermoso, de hecho lo recorrí de punta a punta, de arriba y abajo.

En febrero de 1982 empezó un rumor de guerra y no nos permitían salir más de 60 kilómetros del radio de Puerto Belgrano, podíamos ir a Bahía Blanca y retornar. Para Pascuas me escapó y le vine a decir a mi papá que había rumor de guerra, que no comenté nada a mi mamá porque quizás no volvía de las Islas. Mi papá no dijo nada hasta que llegó el momento que empiezan a salir el Cabo San Antonio, la Santísima Trinidad, el Hércules, pero el Crucero no quería arrancar y recién lo hizo el 10 de abril cuando a las 12 zarpamos para Ushuaia, hicimos comida y armamento, para después dirigirnos a Malvinas. Cuando salimos de la base naval en Puerto Belgrano, ya en plena mar nos dijeron que íbamos a recuperar Malvinas, estaba arriba del barco y en ese momento, a mis 18 años, no sabía dónde estábamos parados ni saber por qué. Cuando llegamos a Ushuaia y empiezan a subir el armamento, en mi caso tuve que bajar del Crucero porque era artillero, ahí me di cuenta que venía complicada la mano.

 

-¿Llegaba información al país de aquello que estaba sucediendo en Malvinas?

-En Argentina no se vivió la guerra porque había bailes, se hablaba de fútbol con la Selección disputando el Mundial de España, el común de la gente no daba importancia a la guerra a excepción de nuestros familiares que estaban más compenetrados. La Guerra no se vivió en el país, los diarios mentían debido a que publicaban que Argentina volteó 10 aviones cuando era todo mentira, todo ficción para mantener al pueblo calmo, tapaban todo. La famosa portada de ‘Vamos ganando’ existió, lo reflejan diarios y revistas de la época. La cruda realidad era que le mentían a la población cuando jóvenes morían en las Islas pero nadie les daba importancia.

 

-¿Su tarea en el Crucero General Belgrano?

-Comenzamos con los zafarranchos de combate, de abandono, antiaéreo, antisuperficie, teniendo que cubrir el puesto lo más rápidamente posible, en mi caso me desempeñaba como extractor del montaje 58 de 5 pulgadas con balas grandes que pesaban 80 kilos y para mi era agarrar un pedazo de pan y arrojarlo al agua porque estaba al lado del cañón, los chicos cargaban y se disparaban donde debía agarrar la vaina caliente con guantes de amianto y tirarla para que se pueda seguir cargando, era mi puesto de combate.

 

-¿Qué recuerda del hundimiento?

-Con el Crucero no tiramos nada y dentro de las 200 millas marítimas establecidas por los ingleses era la zona de conflicto, mientras que, nosotros estábamos 30 millas más afuera, rodeados la Isla para que nadie entrara debido a que como salimos tarde nos asignaron esa misión. Teníamos dos custodias tanto el Piedra Buena como el Bouchard que estaban a la par nuestra y eran los escoltas que tenían sonar en la panza.

Cuando me llama Ricardo Zapata a las 3.45 para hacer guardia a proa, en la punta del buque en la torre 1, nos pegaron 2 torpedos de los 3 que nos tiraron y cuando estoy en el baño observo que el ojo de buey viene haciendo un surco y cuando hace el impacto levanta al Crucero, tirándome. El torpedo que tira el Cóncaro perfora e ingresa justo donde más duele debido a que al detonar sala de máquinas no hay posibilidad de ir hacia atrás ni adelante como sucede también con la proa, fue un crimen de guerra. Chile es el que da la posición a Inglaterra en relación a la ubicación del Belgrano y cuando hay un ataque inminente los escoltas desaparecieron para dar justo el blanco al Crucero en sala de máquinas. Cuando se produce el impacto, levanta al Belgrano y cuando revienta hay humo marrón que te descompone donde podemos salir a cubierta principal a buscar las balsas que en mi caso la asignada era la 40 con 19 personas arriba.

Los tripulantes éramos 1093 y en la explosión con el torpedo fallecieron 300 personas, casi la mitad de las bajas de Malvinas.

 

-¿Qué sucedió una vez en las balsas?

-En la balsa había que estar con la ropa puesta, sin calzado donde no podía subir más gente de la prevista para que la balsa no se hunda ni pinche y largarnos. Fue el primer hecho de guerra y es un momento tremendo, se te viene todo a la mente. Una vez que me subí a la balsa, a 12 metros del hundimiento del Belgrano pedí a Dios que morir en tierra firme porque no en el agua debido a que no sabía nadar y ver hundirse a semejante animal fue impactante e incluso observar a un amigo como Miguel Angel Soriano que cuando paso me saluda, ver como lo agarra la proa y le pincha la balsa, fue terrible.

Cuando nos fuimos en la balsa salimos hacia donde el mar nos llevara, se habían hecho cadenitas pero el mar estaba muy picado y se cortaban. Estuvimos durante 56 horas en la balsa, fuimos la anteúltima en llegar a tierra y tuve el agrado de conocer a nuestro rescatista que estuvo en el Burruchaga logrando observar nuestra balsa, mientras que, en la última balsa que rescatan los tres chicos estaban muertos.

Cuando bajamos las olas nos empujaban contra el buque y tuvimos que empezar a remar con las manos para separarnos un poco cuando a los 12 o 15 metros observamos como se hundía el Belgrano donde estuve un año y ahí empezás a pensar qué sería de mi vida escuchando únicamente el sonido del agua y del viento, olas, frío y el silencio.

 

-¿Cómo es el después?

-La primera guerra es poder sobrevivir y la segunda es poder vivir con todo el dolor y el desprecio. El 3 de agosto de 1982 me dan la baja de la escuela de mecánica de la Armada y tuve que pagar la pérdida de ropa en el Crucero, caso contrario, no me daban la baja así que mi papá vendió una motoneta y aires comprimidos para poder pagar la ropa.

En tanto que, el 21 de septiembre mi papá y mi mamá me echaron de casa y aún no lo sé, me dieron la espalda totalmente, no querían a mi señora, así que me casé el 6 de octubre de 1982 con Mari, el gran amor de mi vida y me dio tres hermosas hijas.

Además, nos trajeron de noche, nos ocultaron desde 1982 hasta el año 2000, igualmente los dejaron a la deriva sin apoyo moral ni psicológico cuando regresaron al país y muchos se suicidaron porque no les dieron importancia.

 

-¿Le gustaría volver a las Islas?

-El intendente, Guillermo Britos, mencionó en alguna oportunidad que pretendía ayudarnos para poder regresar a Malvinas pero para poder ir tenemos que sacar un pasaporte y pedir autorización, no voy a sacar un pasaporte para estar en mi país, ir a Malvinas por 2 segundos y que me traten mal, prefiero quedarme en Chivilcoy con los recuerdos.



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