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Facundo Quiroz “El girasol es un cultivo que ya tiene un mercado estable”

La cosecha de girasol continúa progresando sobre las regiones del norte y centro del área agrícola. Los mayores avances se relevaron en el Centro-Norte de Córdoba y Santa Fe, Sur de Córdoba y en los Núcleos Norte y Sur, con rendimientos que se ubican dentro de los promedios zonales de las últimas campañas.

A su vez, la cosecha de la oleaginosa finalizó en el NEA, donde los lotes implantados en fechas tardías presentaron una merma en el rendimiento como consecuencia de las inundaciones que ocurrieron durante las etapas de floración y llenado de grano, según el informe semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

La Campaña consultó acerca de la realidad del cultivo al especialista del INTA Balcarce, al Ingeniero Agrónomo Facundo Quiroz quien en principio explicó: “El cultivo de girasol en nuestro país tiene básicamente dos períodos de siembra teniendo que ver con la localización geográfica: una es la zona norte que corresponde a Santa Fe, Chaco y parte de Santiago del Estero cuya siembra es en julio y agosto para cosecharse sobre el final de cada año, en esas regiones ya se sembró y se cosechó”.

“Con respecto a la región centro que incluye a La Pampa, Sur de Córdoba, Sur de Santa Fe y Norte de Buenos Aires más la zona sur de la provincia de Buenos Aires las fechas de siembra van desde septiembre hasta noviembre”, dijo, y agregó: “En este caso también tenemos toda la siembra pero todavía el cultivo no fue cosechado porque recién comienza a fines de este mes de febrero y se extiende hasta abril”.

“El girasol en general se encuentra bien, le llovió según la demanda en algunas zonas para obtener buenos rendimientos pero no en todos los lugares la oferta hídrica fue la misma”, señaló.

“También hay que considerar a los factores que deprimen el rendimiento como problemas de heladas en algunas regiones, en la zona centro – oeste que comprometieron el rendimiento”, mencionó, y añadió: “Asimismo hubo inconvenientes de isoca medidora, factores que deprimen el rendimiento básicamente comiendo parte de lo que son las hojas y compromete el llenado de grano, también hay aspectos sanitarios relacionados a enfermedades que estuvieron afectando como el cancro del girasol producido por un hongo”.

Prevención y control…

“Es fundamental primero conocer cuáles son las enfermedades que están afectando más en una determinada región porque no es lo mismo el Norte de la provincia de Buenos Aires, el Noroeste de la Provincia de Buenos Aires que el Sur o La Pampa. Hay que saber cuáles son las enfermedades que están limitando para conocerla y tomar las medidas de manejo”, remarcó Quiroz.

“Hay medidas de manejo que son preventivas tomándose antes de lo que sería la siembra como incorporación de resistencia genética, incorporación en algunos casos de cura semillas porque algunas enfermedades se atenúan bastante, elección de fecha de siembra, elección de rotación”, comentó, y acotó: “pero básicamente como primer paso desde el punto de vista de la protección sanitaria del cultivo es conocer cuáles son las principales problemáticas y en base a ello tomar decisiones sobre cómo llevar a cabo el cultivo de acuerdo a las medidas recomendadas para esas enfermedades”.

Superficies

“La provincia que más girasol tiene en el orden nacional es la de Buenos Aires entre un 50 y 60 por ciento con tres o cuatro zonas en las que podemos encontrar el cultivo. Dos zonas son las principales: Sudeste por un lado con alrededor de 300 mil hectáreas y el Sudoeste de la provincia de Buenos Aires”, expresó Quiroz

E indicó: “Aunque la superficie que aporta el Noroeste de la Provincia de Buenos Aires y la zona de la Cuenca del Salado es significativa no solamente en superficie sino también en volumen de producciones porque son regiones que cuando el año viene relativamente bien aportan mucho en productividad”.

Cultivo estable

“El girasol es un cultivo que ya tiene un mercado estable y claramente cuenta con oscilaciones año a año porque depende de los precios de otros granos oleaginosos pero Argentina a través de la exportación básicamente de aceite que son derivados del grano de girasol año a año posiciona el producto”, remarcó, y puntualizó: “las oscilaciones son de precio principalmente pero en general se exporta la gran mayoría y lo que no exporta se consume en forma interna entre un 20 y 25 por ciento como aceite de girasol directamente en nuestro país”.

Las etapas

“Hay momentos críticos que pueden marcar una campaña pero el cultivo de girasol requiere atención durante gran parte de su período porque la siembra y emergencia es un estadío fundamental”, sostuvo.

“El girasol dentro de lo que son los cultivos extensivos es el que menos semillas por hectárea lleva, por lo tanto hay que proteger a cada una de esas plantas en todo lo que es el período de implantación”, mencionó, y aclaró: “en implantación no requiere tanto de irradiación ni de nutrientes pero sí de cuidados sobretodo de todos aquellos factores que puedan comprometer el número de plantas como plagas o malezas asimismo el crecimiento de esas plantas también”.

“Después está el período crítico propiamente dicho que es alrededor de floración que es cuando más necesita de disponibilidad de nutrientes, radiación, sanidad y principio de llenado”, subrayó, y continuó: “Sobre el fin de llenado hay que cuidarlo también al cultivo teniendo en cuenta la existencia de factores que pueden comprometer el rendimiento como las plagas o enfermedades de fin de ciclo y también una correcta cosecha para no permitir que el cultivo de girasol tenga un vuelco o quiebre importante de las plantas”.

Recuperando hectáreas

“El girasol alrededor de los años 1.999 – 2.000 tuvo una superficie record que superó las tres millones de hectáreas o estuvo muy cerca de hacerlo, después durante algún tiempo unos años atrás bajó mucho casi a 1.400.000”, recordó, asimismo expresó: “actualmente se fue recuperando mucho de esa superficie con alrededor, de acuerdo a datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, de 1.800.000, una recuperación significativa en los últimos años acompañado de una mayor dinámica de los mercados”.

“No tuvo las oscilaciones que sí tuvo el trigo en los últimos años, pero sí hubo un bache importante en comparación del año 1.999 – 2.000 pero se fue recuperando en superficie llegando a este 2.019 y también aumentando la productividad del cultivo”, destacó.

INTA y el Girasol

En tal sentido, detalló: “El INTA desde el punto de vista del Girasol tiene un programa de mejoramiento que básicamente trabaja en calidad de aceites y también lógicamente en productividad, resistencia a algunos herbicidas para mejorar la performance del control de malezas en el cultivo, asimismo todo lo relacionado a resistencia a enfermedades y estrés hídrico, aspectos en los que se trabajan”.

“También hay líneas de trabajo sobre la caracterización de los materiales comerciales, existiendo un convenio entre INTA y Asagir donde las instituciones nos abocamos a llevar a cabo una red de evaluación de cultivares con más de cuarenta puntos en la Argentina para evaluar la oferta de híbridos que tiene el productor para la siembra en las diferentes regiones. Evaluamos la productividad, el contenido y calidad de aceite además del aspecto sanitario”, concluyó.

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