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EFEMÉRIDES DEL MES DE ENERO: BICENTENARIO DE LA ANARQUÍA DEL AÑO 20. ENERO

8 de enero de 1820, Sublevación en la Posta de Arequito

(Primera Parte)

Por Rubén Osvaldo Cané Nóbile

Rumbo a la Crisis del Año XX

Por primera vez en nuestra historia, en el Congreso de Tucumán se nombró un gobierno central entre todas las provincias. El 3 de mayo de 1816 fue designado como Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón con el aval de San Martín y de Güemes. Sin embargo, los rebeldes federales de Buenos Aires no lo aceptaron, por lo que pronto debió viajar allá para hacer que acataran su autoridad. Lo que afortunadamente logró con su sola presencia, sin derramamiento de sangre.

Mientras tanto el Congreso que en Tucumán había declarado nuestra independencia, se trasladó a Buenos Aires para trabajar en forma mancomunada con el Director Supremo y, a la vez se abocó a la tarea de darle una Constitución al nuevo Estado. Decidir qué forma de gobierno se debía adoptar dio origen a largos debates. En Europa se había producido el retorno del Antiguo Régimen, es decir, las monarquías absolutas, y en virtud de ello algunos congresales consideraban que sería mejor que también nuestro país adoptara la forma monárquica de gobierno. La discusión fue entonces de dónde elegir un rey. Manuel Belgrano propuso -por sus ideas igualitarias y para ganarse el apoyo de los indios del Perú y Alto Perú, donde eran tan fuertes los españoles- coronar a un descendiente del último emperador Inca. Pero esta idea fue desechada y finalmente el Congreso envió misiones diplomáticas secretas a Europa para ver que descendiente real podría venir a gobernar el Río de la Plata.

La Lucha Directorial contra los Caudillos

Los caudillos se oponían a la forma monárquica de gobierno, y a las negociaciones secretas en Europa tendientes a coronar a un príncipe extranjero rey del Río de la Plata.

El Director Pueyrredón persiguió a los caudillos opositores e incluso alentó la invasión portuguesa a la Banda Oriental, adoptando entonces una conducta de complicidad con los portugueses para deshacerse de Artigas a quien él, al igual que los demás gobiernos de Buenos Aires a partir del Primer Triunvirato no habían podido vencer.

Cabe acotar que como la Banda Oriental era parte de nuestro territorio, él tenía la obligación de defenderla frente a la agresión extranjera, dejando de lado su enfrentamiento con Artigas.

Incluso San Martín había sido convencido por Pueyrredón de que esa era la mejor solución, pues le había hecho creer que los caudillos eran un obstáculo para la organización nacional, tarea que impedían con sus constantes rebeliones.

Más tarde San Martín se da cuenta de que estaba equivocado, y que los caudillos en realidad estaban defendiendo lo que consideraban sus derechos, es decir, las autonomías provinciales ante la pretensión de Buenos Aires de gobernar las provincias sin concederles el derecho a elegir a sus propias autoridades, manejar su política interna y defender sus intereses. Por eso no obedece a Rondeau cuando éste le ordena en 1819 que repase los Andes con su ejército desde Chile (es decir, que vuelva al Río de la Plata) sólo para reprimir a los caudillos rebeldes, dejando de lado la expedición libertadora que estaba preparando para ir a Perú. Trata de conciliar los ánimos para que cese la guerra civil en nuestro territorio, y escribe cartas a todos los caudillos e incluso al Director Supremo, que se ofende por su mediación.

La Constitución Unitaria de 1819 y la Oposición de los Caudillos

El Congreso, una vez instalado en Buenos Aires se perfiló con tendencias cada vez más unitarias o centralistas. Por ello la Constitución que sancionó en 1819 fue unitaria, (los gobiernos provinciales estarían bajo las órdenes de Buenos Aires y sus gobernadores serían elegidos por el Director del Estado a cargo del Poder Ejecutivo, y no por los ciudadanos de cada provincia), aristocrática (a favor de los ricos) y con tendencia monárquica (aunque no se especificaba la forma de gobierno, se dejaba abierta la posibilidad de coronar a un príncipe europeo como rey del Río de la Plata).

Los portugueses invadieron la Banda Oriental en 1816 y el Directorio no se ocupó de luchar contra ellos, sino de reprimir las desobediencias de los caudillos, que se ponían cada vez más rebeldes y no aceptarían una constitución que no fuera republicana (es aquella en la que hay división de poderes y los ciudadanos eligen a sus autoridades) y federal (es cuando las provincias son autónomas, es decir, se gobiernan a sí mismas aunque delegan los asuntos generales de la Nación en las autoridades nacionales. Los ciudadanos eligen a sus autoridades provinciales sin intervención del gobierno nacional).

Los pueblos del interior se oponían a ser considerados como subordinados de Buenos Aires, como si fueran inferiores, y por eso defendieron la confederación o la federación de provincias. ((Formas de gobierno en las que las provincias entran a formar parte de un Estado en un pie de igualdad).

La sublevación de Arequito

Al renunciar Pueyrredón el 11 de junio de 1819, asumió Rondeau como Director Supremo. Éste le ordenó al Ejército de los Andes que estaba al mando de San Martín que volviera de Chile para colaborar en la represión contra los caudillos. Pero San Martín volvió a negarse, como ya lo había hecho anteriormente ante un pedido similar de Pueyrredón. Incluso envió a la gobernación Intendencia de Cuyo algunas tropas para que mantuvieran el orden, en prevención de un posible intento español de reconquista, por si desembarcaban tropas en el Río de la Plata, para que acudieran en auxilio de las otras fuerzas independentistas o para incorporarse a la expedición libertadora que él estaba organizando al Perú, Pero bajo ningún punto de vista estaban autorizadas a participar en la guerra civil. No obstante, en San Juan el Regimiento Nº 1 de Cazadores de los Andes, se sublevó el 9 de enero de 1820 al mando del capitán Mariano Mendizábal, derrocó al gobernador de esa provincia y la proclamó provincia autónoma. Esto agravó la situación y debilitó la posición del Director Rondeau.

Por su parte el Ejército del Norte que estaba al mando de Manuel Belgrano obedeció y se estableció en Córdoba, pero como Belgrano estaba ya muy enfermo el 11 de diciembre de 1819 pidió licencia y delegó el mando en el general Francisco Fernández de la Cruz. Quien tenía la orden de retroceder hasta Buenos Aires para unir sus fuerzas a otras tropas con las que Rondeau pensaba atacar al caudillo santafesino Estanislao López.

Al llegar a la posta de Arequito (Provincia de Santa Fe) su cuerpo principal comandado por el general Juan Bautista Bustos se sublevó la noche del 7 y 8 de enero de 1820. Lo secundaron en sus planes el coronel Alejandro Heredia y el comandante José María Paz, quienes manifestaron que se negaban a participar en la guerra civil y que consideraban que era un error destinar al Ejército del Norte a la represión de los caudillos federales, cuando su función era luchar en el frente por afianzar la independencia combatiendo contra los realistas.

Fernández de la Cruz no pudo contener a los sublevados, por su parte Bustos -que había quedado dueño de la situación- rechazó la propuesta de los caudillos del litoral de sumarse a ellos en su lucha contra el centralismo porteño y se dirigió a la provincia de Córdoba, de donde era oriundo y se hizo proclamar gobernador. Esta actitud fue imitada por otro jefe: Juan Felipe Ibarra en Santiago del Estero.

General José Rondeau. Último Director Supremo.[1]

Juan Bautista Bustos, caudillo de Córdoba.[2]

EFEMÉRIDES DEL MES DE ENERO: BICENTENARIO DE LA ANARQUÍA DEL AÑO 20. ENERO

8 de enero de 1820, Sublevación en la Posta de Arequito

(Segunda Parte)

Por Rubén Osvaldo Cané Nóbile

Consecuencias

Con menos fuerzas de las que pensaba contar, debido a la sublevación producida en Arequito, el general Rondeau enfrentó a los caudillos López y Ramírez en la Cañada de Cepeda, ubicada en la provincia de Santa Fe, cerca del límite entre esta provincia y Buenos Aires. No obstante, la pérdida de efectivos que significó la mencionada sublevación, los historiadores señalan que Rondeau contaba con más soldados que los caudillos. Sin embargo, estos en tan sólo diez minutos dispersaron su caballería y ganaron la batalla librada el 1 de febrero de 1820.

Como consecuencia de la misma el 11 de febrero de 1820 Rondeau debió renunciar al cargo de Director Supremo y el Congreso se disolvió. Con lo cual el país quedó sin autoridades nacionales. Esto acentuó el proceso que llevó al surgimiento de nuevas provincias, las que se fueron proclamando autónomas y comenzaron a organizarse institucionalmente en forma gradual. A partir de ese momento se inició un periodo de inestabilidad política que ha pasado a la historia con el nombre de Anarquía del Año XX, del cual este año se cumple su triste, pero esperamos que aleccionador, bicentenario.

La disolución del país fue consecuencia de nuestras guerras civiles y fuertes desavenencias en cuanto a la forma de organizarlo. Básicamente el enfrentamiento se centró entre los unitarios que querían someter a las demás provincias a los intereses de Buenos Aires y los federales que defendían las autonomías provinciales.

Entre 1820 y 1862 el país vivió dividido. Hubo un breve intento de unificación durante la presidencia de Rivadavia (1826-1827) que no prosperó, porque volvió a intentarse imponerle a la Nación el sistema unitario que las provincias rechazaron enérgicamente. De moto tal que durante la mayoría de estos años las provincias se gobernaron en forma autónoma, se unieron mediante pactos y delegaron en el gobernador de Buenos Aires el manejo de las Relaciones Exteriores. Después de la caída de Juan Manuel de Rosas en Caseros, el 3 de febrero de 1852, bajo la presión de Urquiza devenido en el hombre fuerte del país[3] tras su triunfo sobre Rosas, hubo un nuevo intento de unión nacional al lograrse la sanción de la Constitución Nacional de 1853 que estableció la forma de gobierno federal, pero la provincia de Buenos Aires no la aceptó y se separó del resto del país. Tras nuevos enfrentamientos armados, será Mitre quien desde fines de 1861 como Encargado del Poder Ejecutivo Nacional y, a partir del 12 de octubre de 1862, como presidente, el que logre gobernar a un Estado unificado. Aunque durante su presidencia (1862-1868) se produjeron levantamientos federales en oposición al predominio de Buenos Aires en la política interna y por la impopular guerra que se le hizo al Paraguay. Conocida bajo el nombre de Guerra de la Triple Alianza ((1865-1870) en la que el Imperio del Brasil, Uruguay y la Argentina combatieron al Paraguay, gobernado por el dictador Francisco Solano López que contaba con las simpatías de los últimos caudillos federales. Aún hubo otros levantamientos federales durante las presidencias de Sarmiento (1868-1874) y de Avellaneda (1874-1880) que fueron aplastados, al igual que los que se habían producido durante la presidencia de Mitre que fueron sangrientamente reprimidos.

No obstante, al rompecabezas que era nuestro país en el siglo XIX, le faltaban dos piezas, una era resolver dónde se establecería la capital de la República. Tras un nuevo enfrentamiento armado quedó establecida en 1880 en la ciudad de Buenos Aires, que quedó convertida en territorio federal, viéndose obligada la Provincia de Buenos Aires a elegir o erigir una nueva ciudad para convertirla en su capital. Éste último criterio fue el que se adoptó al fundarse la ciudad de La Plata. Resueltos por fin estos conflictos internos, se puede comprender porqué el general Julio Argentino Roca identificó su primera presidencia (1880-1886) con la frase “Paz y Administración”. A la vez que ordenó al Ejército Argentino la ocupación de todo el territorio que nos pertenece. De modo tal que se ocupó la región chaqueña en el Norte y la Patagonia en el Sur. Para ejercer en forma efectiva nuestra soberanía en esos territorios, en especial los del Sur, que eran los más expuestos a las ambiciones extranjeras. Con lo cual se colocó la última pieza que faltaba en el armado territorial.

No queremos cerrar estos comentarios sin señalar que la Sublevación de Arequito marcó la disolución del Ejército del Norte que había luchado contra los realistas durante casi una década en ese frente de batalla, ni tampoco que tanto los gobiernos directoriales como los caudillos del litoral López y Ramírez, que habían sido subordinados de Artigas, lo dejaron solo luchando contra los portugueses. Lo que permitió que éstos lo vencieran en la batalla de Tacuarembó, el 22 de enero de 1820 y anexaran la Banda Oriental al Brasil. Cuando Brasil se independizó de Portugal (el 7 de septiembre de 1822) no le devolvió este territorio a nuestro país. Tampoco se lo pudo recuperar por medio de la guerra (1825-1828) y finalmente Argentina lo perdió definitivamente al reconocerle la independencia a la República Oriental del Uruguay en 1828. Queda claro que ese territorio se perdió por la ambición de Buenos Aires de dominar al Interior imponiéndole un sistema centralista o unitario y por el excesivo individualismo y ambición personal de los caudillos López de Santa Fe y Francisco Ramírez de Entre Ríos.

[1] Imagen tomada de http://www.todo-argentina.net/biografias-argentinas/jose_rondeau.php?id=835. Consulta del 18/09/2019.

[2] Imagen tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bautista_Bustos#/media/Archivo:Juan_Bautista_Bustos.jpg. Consulta del 16/09/2019.

[3] Por medio del Acuerdo de San Nicolás firmado el 31 de mayo de 1852 los gobernadores provinciales le otorgaron a Urquiza el título de Director Provisorio de la República Argentina.

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