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EFEMÉRIDES DEL MES DE MAYO: LA REVOLUCIÓN DEL 25 DE MAYO DE 1810 UN TRIUNFO DE LAS MUJERES EN LOS T

Después del 25 de Mayo todo lo español producía repulsión. La revolución ahondó la grieta que ya existía desde la época colonial en la sociedad hispano criolla. Por eso se cambiaron los nombres de algunas calles y la Junta ordenó la expulsión de nuestro territorio de todos los españoles solteros. Esto provocó grandes problemas sentimentales, con familias que se separaban, rompimientos de noviazgos y bodas canceladas.

En una sociedad, donde la virginidad era una virtud muy valorada y, muy cuidada por las mujeres para ser consideradas decentes y damas respetables. Aquella se perdía después de la boda. Las relaciones prematrimoniales estaban condenadas severamente y, en una época donde los medios anticonceptivos eran prácticamente inexistentes. Casi nadie quería arriesgarse a tener un embarazo no deseado, para no sufrir la condena moral de la comunidad, ni tener hijos que ocultar. Hay que tener en cuenta que el predicamento de la Iglesia Católica ejercía fuerte influencia en la mentalidad de la época, al menos en algunas cuestiones. No, en todas, porque no llegó a condenar con la suficiente fuerza a la esclavitud “como lo hicieron los cuáqueros, otros protestantes, e incluso muchos liberales e ilustrados”. [1]

En esta época, de fuerte predominio de la sociedad patriarcal, el destino de las mujeres decentes era el casamiento o el convento. Ya que pasados los veintiún años, si una mujer seguía sola, comenzaba a ser mirarla con desconfianza, porque se sospechaba que podría estar ejerciendo la prostitución.

Esto explica porque las mujeres desde muy temprana edad eran instruidas en las tareas domésticas. Su destino, por lo general, era convertirse en amas de casa, esposas y madres para ocuparse de las tareas del hogar y criar a los hijos.

Como la mayoría de las mujeres de raza blanca no trabajaban fuera del hogar. El que tenía que mantenerlo era el marido. Por ello los padres arreglaban los casamientos con alguien a quien consideraban “un buen partido”. Y para serlo, el hombre tenía que ya estar encaminado en la vida. Haber hecho el suficiente dinero como para mantener el hogar a fundar. Lo que significaba, tener casa propia y un buen pasar. De modo tal que pudiera mantener a su esposa, a los hijos e hijas que vendrían y a como mínimo un esclavo o esclava para que ayudara a su cónyuge en las tareas domésticas. Tener un cierto número de esclavos y esclavas era uno de los símbolos de riqueza, porque a los esclavos había que comprarlos. Por eso, generalmente, los hombres eran de mayor edad que las mujeres. Al ser más grandes, habían tenido el tiempo suficiente como para progresar y afrontar los gastos que conlleva la vida matrimonial.

Hacia 1810 parece que los padres habían concertado varios matrimonios respetando los sentimientos de sus hijas, porque las mujeres de la época protestaron por la medida adoptada por la Primera Junta. Ante la situación planteada por las damas, se permitió que se quedaran quienes demostraran adhesión a la Revolución. Posteriormente se dejó sin efecto la expulsión. Evidentemente la Junta no quería más agitación, sino por el contrario congratularse con la población y afianzarse en el poder.

Haberle hecho cambiar de idea al gobierno revolucionario constituyó un triunfo de las mujeres de la época. Logrado en plena sociedad patriarcal y es un antecedente de la igualdad de derechos que hoy disfrutan, al menos en el mundo occidental, y por cuyo mantenimiento, universalización y perfeccionamiento siguen luchando.

Por Rubén Osvaldo Cané Nóbile

[1] Casabó Suqué, José-M.: “Esclavitud y Cristianismo” en Biblio 3W Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales (Serie documental de Geo Crítica), Universidad de Barcelona, ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98, Vol. XII, nº 758, 5 de noviembre de 2007. http://www.ub.edu/geocrit/b3w-758.htm. Consulta del 17/02/2020.

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