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Desde CAME intentamos reflejar que las distorsiones no obedecen a la cadena minorista




IPOD julio: El consumidor pagó 3,6 veces más de lo que cobró el productor de agroalimentos.

Según el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el consumidor inició el segundo semestre del año pagando $3,6 por cada $1 que recibió el productor de agroalimentos. Es decir, los precios de los 24 productos agropecuarios que componen la canasta IPOD se incrementaron 3,6 veces desde que salieron del campo (origen) hasta que llegaron a la góndola (destino) durante julio.


En promedio, la participación del productor en el precio final de venta fue del 25,6% y explicó tan solo una cuarta parte del precio de góndola. La mayor participación la obtuvieron los productores de frutilla, mientras que la más baja la consiguieron los de zapallito.



La brecha en los productos frutihortícolas y en los ganaderos

IPOD Frutihortícola: Del campo a la góndola, los precios de las 19 frutas y hortalizas que integran la canasta IPOD se multiplicaron por 5,98 veces en julio, por lo que el consumidor pagó cerca de $6 por cada $1 que recibió el productor frutihortícola.


IPOD Ganadero: Por los 5 productos y subproductos ganaderos que componen la canasta IPOD, el consumidor abonó 2,77 veces más de lo que recibió el productor.


Mayores y menores brechas IPOD de julio


1. Productos con mayores brechas IPOD


El zapallito (14,11 veces), el limón (14,03), la naranja (10,85), la manzana roja (8,43) y la zanahoria (6,83) fueron los 5 agroalimentos que presentaron mayor diferencia entre origen y destino.


En el caso de los cítricos, los productores explicaron la diferencia de precios campo-góndola por la sobreproducción en Entre Ríos, volcada al mercado interno. Mientras que el precio de origen tiende a bajar frente a una mayor oferta y una menor demanda, el de destino tiende a la suba y acompaña el contexto inflacionario.


Respecto del zapallito, la amplia brecha se produjo por un fuerte aumento mensual en los precios al consumidor —superior al 40%—, mientras que en origen solo se registró un aumento del 10%. La manzana roja y la zanahoria, por su parte, mantuvieron la gran diferencia de precios del productor al consumidor presentada en los últimos meses.


Los productores de los agroalimentos con mayor diferencia de precio entre campo y góndola coincidieron en la falta de precios de referencia, provocada por la inestabilidad de la macroeconomía y su impacto en el precio de los principales insumos que utiliza la producción agropecuaria. A los inciertos costos de reposición se suma, además, una caída de demanda por pérdida de poder adquisitivo.




2. Productos con menores brechas IPOD

Entre los productos que presentaron menor diferencia entre el precio que recibió el productor y el que pagó el consumidor, se encuentran 2 productos de origen animal y 3 frutihortícolas.


En el caso del ajo (3,11) y la frutilla (1,73), ambos son productos fuera de temporada. Sin embargo, esta última es una fruta que todos necesitan tener en góndola, por lo que el verdulero y/o el hipermercado resignan rentabilidad frente a un alto valor final de venta, achicándose así la diferencia entre el precio que recibió el productor y el que pagó el consumidor.


En relación a la cebolla (2,16), se observó un incremento mensual del 79% en verdulerías y 70% en hipermercados que estuvo acompañado por una suba del 287% en los precios de origen —que no fueron percibidos por los productores chicos, quienes ya habían vendido toda su producción—, debido a la falta de oferta proveniente de Santiago del Estero. Se estima que el mes próximo ingresará la producción del norte argentino, lo que debería aumentar la oferta y disminuir los precios al productor.


Con respecto a los productos y subproductos ganaderos, la menor diferencia entre origen y destino se debió a que los huevos (1,99 veces) y el pollo (2,08), por lo general, tienen sistemas de producción integrados, lo que significa que todos los actores de sus respectivas cadenas de valor son parte del riesgo del negocio.


En el caso del huevo, mientras que el precio percibido por el productor aumentó intermensualmente un 13%, a nivel del consumidor los precios se incrementaron un 29% (hipermercado) y un 22% (minorista).


Como sucedió en la cebolla y el huevo, otros productos que presentaron comportamientos disímiles en origen y destino fueron la lechuga y la leche, si bien no se ubicaron entre los de menores brechas. Mientras que el precio que percibió el productor de lechuga se incrementó mensualmente en tan solo un 5%, a nivel del consumidor final los precios aumentaron un 19% (minorista) y un 4% (hipermercados). En la leche, por su parte, el precio se incrementó un 2% en origen con respecto a junio, pero en destino la situación fue otra: en la góndola del comercio minorista mostró un aumento del 10%, mientras que en los hipermercados fue de un 8%.


El análisis demuestra que el productor primario no es formador de precios, por lo que tampoco es responsable de su escalada. En general, las diferencias entre origen y destino se deben a un conjunto de comportamientos como, por ejemplo, los especulativos, adoptados por diferentes actores de la cadena de valor que abusan de su posición dominante en el mercado –básicamente, los hipermercados, los galpones de empaque y las cámaras de frío–.

Jorge Pazos

Teniendo en cuenta lo que ocurre en este segundo semestre con una inflación que no podemos detener de cada peso que ingresa a una tranquera 3,6 lo paga el productor y es lo que se genera cuando hablamos de brecha es lo que se produce como diferencial.

Es una ponderación que se hace un universo de productos que se repiten mes a mes para no tener distorsión donde algunos responden a cierta estacionalidad con lo cual los precios pueden ser mayores y otros no lo son estando disponibles en el mercado.

El invierno nos trae al cítrico como un producto de estación y no se refleja el valor en góndola teniendo en cuenta que deberían ser mucho menores a los que actualmente se están encontrando.

Hay mucho producto disponible y buena parte va para la industria donde se hacen jugos y demás con los excedentes que existen, mientras que, lo que va para fresco es lo que de alguna forma intenta regular el mercado aunque no se reflejan en la góndola porque los precios para el productor disminuyeron pero el valor que se paga como consumidores se sostiene, reflejando una enorme distorsión donde la inflación en su naturaleza nos lleva a perder el rumbo en relación a qué es barato, qué es caro, qué recibimos, qué pagamos.

Desde CAME y Economías Regionales intentamos reflejar que las distorsiones no obedecen a la cadena minorista debido a que el productor no forma precios si no que cede, entrega, consigna. En la logística de producción en los mercados concentradores, si bien podemos decir que tenemos una cadena atomizada no siempre es el retorno esperado por el productor.

En los productos perecederos hay que moverse para que no se deteriore y en el informe se manifiesta con menores brechas existentes y quienes ejercen la actividad comercial prefieren tener todos los productos porque unos atraen a los otros.

El flagelo inflacionario nos afecta a todos por igual sin que refleje en aquello que recibe el productor”, dijo el referente de Economías Regionales de CAME.

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