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EL CULTIVO DEL TRIGO EN CHIVILCOY (1850-1940) 4ª Parte

A la memoria del Prof. Francisco Antonio Menta


La Trilla


La trilla fue otra de las tareas ya desaparecidas por la difusión de la máquina cosechadora que corta y trilla.

Las trilladoras no tenían tracción propia, por lo que fueron tiradas primero por bueyes, luego por caballos y finalmente por tractores. Pero este sistema encarecía mucho la producción. Estas máquinas, que llegaron al país en las primeras décadas del siglo XX, eran importadas del Reino Unido. Tenían una capacidad de trillado de hasta mil doscientas o mil trescientas bolsas.


Una cosechadora de las empleadas en 1935.


Esta situación cambió drásticamente en 1929 cuando el inmigrante italiano Alfredo Rotania, en la localidad de Sunchales, provincia de Santa Fe fabricó la primera cosechadora autopropulsada del mundo. A la que siguieron en años posteriores otras marcas. Es de destacar que el invento de Rotania dividió la historia de la agricultura en un antes y un después.

En una máquina trilladora, trabajaban alrededor de treinta personas. Las jornadas eran extenuantes. No sólo había que trillar el trigo, sino que al mismo tiempo había que alimentar el motor del tractor a vapor, cual si fuera una pequeña locomotora, pero en vez de ser alimentado a leña o carbón era alimentado con la paja del trigo. El tractor ponía en funcionamiento a la máquina trilladora mediante una larga correa que iba del tractor a una gran polea ubicada en la trilladora. En estos menesteres, también era muy importante la figura del aguatero, porque el agua era esencial para el funcionamiento de la caldera del tractor. El agua era transportada en un carro de gran tamaño y capacidad. Los trabajos comenzaban a las tres o cuatro de la mañana y terminaban a las diez de la noche, con las detenciones propias para las cuatro comidas.

Los que atendían la trilladora armaban sus carpas de lona en el campo, cerca de la máquina, porque las horas de descanso eran tan pocas que no se justificaba el alejarse del lugar de trabajo. Uno de ellos tenía la tarea de enganchar y desenganchar todos los días la correa que iba del tractor a la polea de la trilladora para darle movimiento a esta a la mañana y detenerla al final de la jornada. Para su trabajo se valía de una bolsa que le protegía la mano haciendo las veces de guante para evitar que la correa al tensarse le provocara un corte. Cuando no llovía los trabajadores dormían a la intemperie en las camas que se improvisaban con la paja del trigo y cuando llovía se refugiaban debajo de sus carpas de lona. Como todos los trabajadores no eran personas honorables, ya que desgraciadamente, siempre existía la posibilidad de que hubiera infiltrado entre ellos algún malviviente; por precaución se les hacía armar el campamento lejos de las viviendas de los dueños de los campos.

El trabajo era extremadamente rudo, se diría que propio de esclavos, la paga no era buena y había que ser realmente muy fuerte y gozar de muy buena salud para resistir los rigores del trabajo rural de aquellos tiempos.

Agradecimientos: Esta serie de artículos ha sido posible gracias a que los productores agropecuarios Carlos Girotti y Ricardo Padelli han compartido generosamente sus conocimientos conmigo. Y la familia Zanelli Padelli me cedió fotografías familiares para ilustrar estas notas.


Rubén Osvaldo Cané Nóbile

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