“En un 70% los productos aplicados están dirigidos al control de malezas, luego aparece el tema de enfermedades y también aparecen los insectos”
El Ingeniero Agrónomo Mariano Luna , encargado de investigación y desarrollo de pulverizaciones de agroquímicos de Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), entrevistado en Radio del Centro explicó de que tratan las buenas prácticas agrícolas y también se enfocó a la eficiencia en las aplicaciones tanto en el aspecto de seguridad como asimismo también en la faz económica para los productores.
-¿Qué son las buenas prácticas?
-Cuando me preguntan al respecto, recuerdo a un ingeniero que tuve en la Facultad explicándonos que las buenas prácticas no es más que realizar todos los deberes y responsabilidades del ingeniero agrónomo en nuestras conveniencias. En manejo de plagas, utilizar los umbrales de daño económico y no hacer aplicaciones excesivas, usar todas aquellas herramientas que tenemos a disposición ya sean mecánicas, culturales, genéticas, químicas, biológicas. Las buenas prácticas agrícolas es ser ingeniero agrónomo.
-¿Las principales inquietudes que le transmiten?
-En mi caso, soy especialista en pulverización y la aplicación de fitosanitarios es mi principal tema de expertís aunque también tengo información entomológica en el manejo de arthropoda plagas en cultivos extensivos. Las principales cuestiones que me llegan son cuándo tomar la decisión y si se justifica, o no, hacerlo como asimismo cuándo poder hacer de forma eficiente y segura las aplicaciones de fitosanitarios que dentro de las prácticas agrícolas son las dos principales cuestiones que siempre me están consultando.
Por un lado, está el cuándo desencadenar los controles para no hacer ni aplicaciones excesivas ni deficientes con pérdidas de rendimientos y una vez que deban realizarse tales controles ya sean de insecticidas o fungicidas para enfermedades o herbicidas para malezas, cómo hacerlos de la mejor forma posible principalmente para un cuidado ambiental.
-¿Hay que hablar de pulverización, aplicación o cómo sería la definición correcta?
-La palabra correcta es aplicación porque el efecto físico que hacemos sobre la gota es atomización debido a que pulverizar es reducir un sólido a menor tamaño. En el campo se escucha fumigación, pulverización y tengo un gaucho en mi zona que dice ‘fulminación’ pero la palabra correcta es atomización ya que realizamos un asperjado de los líquidos a través de una atomización.
Las cuestiones principales a tener en cuenta son el tamaño de las gotas y debemos manejarlas de un tamaño tal que nos permitan ser eficientes en alcanzar el blanco como asimismo la mayor proporción de las gotas queden en el lugar objetivo o en la zona de control, es el propósito principal aunque para lograrlo hay que manejar el tamaño de gota, volumen de aplicación que según el tamaño determina la cantidad de gotas y para que haya una transferencia de dosis se precisa de un tamaño determinado y una cantidad de gotas que se deducen en transferencia de dosis.
-¿La principal problemática a combatir con las aplicaciones?
-Quienes verdaderamente toman como un ejercicio profesional a la acción de estar aplicando se necesita tener en cuenta muchas cuestiones y por eso, hacemos tanto hincapié en relación a que el principal recurso a formar no es el ingeniero agrónomo ni el productor, pese a que deben tener nociones, es la persona que se encuentra arriba de la maquina, el instrumento entre el volante y el asiento, es el recurso esencial a formar porque tiene que ir tomando las decisiones rápidas en el momento que está aplicando.
La principal adversidad que tiene Argentina son las malezas, en un 70% los productos aplicados están dirigidos al control de malezas, luego el tema de enfermedades y también aparecen los insectos en éstos últimos dos casos puede variar pero las malezas es la principal problemática en el aspecto productivo.
-¿Cuánto influye el clima en una buena aplicación?
-El clima varía a lo largo del día e influencia el comportamiento de la calidad de aplicación. El principal factor es la fuerza del viento y también su dirección donde a mayor intensidad del viento más efecto tendrá sobre el movimiento de las gotas. En algún tipo de aplicación es necesario haya viento para que ésta salga mejor, aunque no estoy haciendo referencia a un viento de 50 k/h porque los márgenes donde se realizan van entre los 5 hasta 20 k/h que es la intensidad que se puede aplicar y manejar muy bien. En distintas aplicaciones para que salgan bien es necesario haya un poco de viento porque salen mejor pero en otros tipos de aplicación es conveniente que el viento esté por debajo de los 10 u 11 k/h, caso contrario, no salen tan bien. Por lo tanto, se precisa comprobar qué intensidad de viento hay para poder ir eligiendo debido a que tiene una influencia sobre el viento de las gotas. En caso de querer ingresar a un cultivo de soja para hacer un insecticida es muy bueno que haya viento de hasta 12 o 13 k/h ya que se puede manejar un tamaño tal de gota que permite una mejor penetración. Por otro lado, se cosechó el maíz de segunda en agosto, debe hacerse el control de herbicida porque dejó una estructura muy voluminosa y el viento es malo para aplicar porque lleva las gotas hacia un lugar donde lo que sombrea tanto las chalas como los tocones de maíz del otro lado no se consiguen nada, entonces es mejor no haya viento para que las gotas caigan de forma vertical y así se cubre mejor. El viento es un factor fundamental de la misma manera que la tasa de evaporación del agua porque cuanto más tiempo está el líquido más eficiente será el alojamiento de los productos en los distintos lugares.
Asimismo, hay que evaluar el tamaño en la interacción con el viento que es fundamental y se desarrollan técnicas, teniendo en cuenta todos los factores se llega a una aplicación eficiente para el control de algo en cierta proporción y lógicamente de manera segura que también es muy importante.
-¿Hubo avances en la eficiencia de la aplicación?
-Ya no estamos hablando de aplicar todo un lote si no de aplicar sobre la maleza, son aplicaciones selectivas y no pensando en aplicar el principio activo en todo el lote sin distinción, actualmente se aplica a la maleza que está causando problemas. La tecnología avanza cada vez más al punto que las maquinas identificarán tipos de malezas y serán muy precisas en la aplicación, la evolución es constante.
Desde los productos químicos hay una tendencia muy clara a buscar una menor banda toxicológica con un rojo que es el más peligroso, amarillo, azul y luego la banda verde, todo está tendiendo a la banda azul o verde aunque el desarrollo lleva un tiempo aunque las formulaciones están orientadas en tal sentido, todas las empresas tomando nota hacia la banda verde. No está faltando tanto para tener cada vez más paletas de productos biológicos.
Hay aplicaciones terrestres con equipos de arrastre y autopropulsados, las aplicaciones aéreas con aviones, helicópteros y drones con éste último que es una herramienta que está empezando a reglamentarse pero es válida y a nivel mundial cobró un auge increíble que llegó a solucionar algunas cuestiones muy interesantes. Son todas herramientas muy útiles pero deben ser bien calibradas, caso contrario, pueden ocasionar daños, hay que ocuparse básicamente.
-¿Cuán importante es consultar a un ingeniero agrónomo antes de realizar una aplicación?
-Si existe una recomendación de aplicación, tendría que estar involucrado un ingeniero agrónomo que hizo el análisis correcto de las buenas prácticas agrícolas, con un análisis del lote y determinando las mejores acciones para con la adversidad que requiere de una acción química, decidiendo qué productos se utilizarán, en qué momento y cómo se usarán siendo el responsable de la aplicación, haciendo la receta sanitaria más seguimiento y control al menos en la faz periurbana que son las más importantes. El rol del ingeniero agrónomo es fundamental y responsable de todas esas acciones.
Cuando se utiliza una herramienta química se está invirtiendo una cantidad de dinero que no se puede desperdiciar, hay que ser muy eficientes y cuidadosos, todo lo que se arma aplicando correctamente y además, se está en la batalla de reducir la cantidad de principio activo por unidad de superficie que redundará en una disminución de costos sin lugar a dudas.
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