Entregaron panfletos con el objeto de ‘visualizar la grave situación que atraviesa la empresa’
- dlcchivilcoy
- 26 sept
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Personal de la usina láctea junto al gremio Atilra realizaron este jueves una entrega de panfletos en ruta 5 y acceso Padre Brady de la vecina ciudad. Movilización de los empleados como asimismo integrantes del gremio para mostrar a la sociedad el momento de incertidumbre que están viviendo con una producción paralizada.
Con asistencia de policía Comunal y sin interrumpir el tránsito de la arteria nacional se entregaron panfletos con el objeto de visualizar la grave situación que atraviesa la empresa.
Cabe recordar que, días atrás los trabajadores de la Suipachense marcharon por las calles de la vecina ciudad para visibilizar la difícil situación laboral que se encuentran atravesando.
En Suipacha, la comunidad se moviliza y continúan desarrollándose acciones solidarias para colaborar con los empleados como asimismo con sus familias. En tal sentido, se desarrolló una peña folclórica a beneficio donde se juntaron muchas donaciones de comercios para sortear como asimismo se realizan distintas preparaciones gastronómicas que se venden en la intención de juntar recursos.
Los trabajadores de La Suipachense continúan con el acampe delante de la planta.
La histórica planta industrial láctea, La Suipachense, símbolo de la localidad bonaerense de Suipacha desde 1947, enfrenta una de las crisis más graves de su trayectoria. Con salarios impagos desde julio, deudas millonarias y una caída abrupta en la producción, la continuidad de la planta y de los 140 empleos directos está en duda.
La semana pasada, dirigentes de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra) y representantes de la empresa —propiedad de capitales venezolanos bajo la razón social Maralac— se reunieron en la delegación regional del Ministerio de Trabajo, con sede en Chivilcoy, en un encuentro clave para definir el futuro de la firma.
Afuera, los trabajadores marchaban al ritmo de bombos y redoblantes, expresando la tensión que domina a una ciudad de apenas 12.000 habitantes.
La situación financiera es crítica: según cálculos gremiales, la planta necesita $2.800 millones mensuales para funcionar con normalidad, pero hoy apenas recauda $500 millones.
Eso derivó en atrasos salariales, deudas con proveedores y un desplome de la producción: de los 250.000 litros de leche diarios que procesaba en sus mejores momentos, actualmente apenas llega a 40.000, un nivel que los propios empleados consideran “inviable”.
La tensión escaló con el despido de nueve empleados, lo que generó un fuerte rechazo gremial. “Si aceptamos esos despidos, después vendrán por más. O entramos todos o quedamos todos afuera”, advirtió Cristian Fenoglio, secretario del gremio. Foto: Jorge Lasala.






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