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¿Futuro incierto?

Después de las elecciones que consagraron a Javier Milei como presidente de la República, la Argentina se dirige hacia un nuevo horizonte de país. ¿Cuál será ese nuevo horizonte? Puede presumirse, pero no asegurarse. Lo único claro, con evidencias en la mano, es que casi un 56 por ciento del electorado decidió cambiar un modelo populista por otro liberal. Nunca los cambios fueron suaves ni fáciles de asimilar. Esa dificultad también recaerá con fuerza en sus propios votantes. Sin dudas, será el precio del cambio.

A juzgar por lo dicho por Milei el domingo a la noche en su discurso de agradecimiento por el apoyo recibido, en su gobierno no habrá lugar para el gradualismo económico sino que se implementará una política de shock, es decir que, como dijo Maquiavelo “Los actos de rigor deben hacerse todos juntos…” Claramente expresó, que no es de extrañar que el 11 de diciembre el cimbronazo en la economía argentina será muy violento. Algo similar ya les ocurrió a los argentinos con el recordado “Rodrigazo”, durante la presidencia de Isabel Perón luego de que hubo de sincerarse la economía que por largo tiempo mantuvo reprimida el ministro José Ber Gelbard. A Mauricio Macre, con el gradualismo le fue mal.

El sinceramiento económico que propone el presidente electo es la concreción de fuertes ajustes, de recortes en el gasto público, de incremento en las tarifas de servcios y de otra serie de medidas que repercutirán fuertemente en el bolsillo de todos, aunque, obviamente se sentirá mucho más en unos que en otros.

Para llevar adelante estas medidas impopulares Milei no puede perder tiempo, debe enancarse en el crédito de confianza que le dio el 56 por ciento de los votos, porcentaje que, a no dudarlo, irá descendiendo a medida que la dureza del plan afecte el buen humor de sus votantes. Será la lucha del tiempo de gracia con el tiempo de desazón.

Todo gobierno, al principio de su gestión tuvo un período de gracia que con el tiempo se fue perdiendo, a excepción de los gobiernos peronistas que nunca fueron incomodados por los reclamos sociales y laborales manipulados por los gremios. Ese tiempo de gracia, probablemente en esta oportunidad, sea mucho más breve que el concedido a otro gobierno. Milei tiene un amplio apoyo electoral pero está vacío de apoyo institucional.

El ex ministro de Economía, Juan Carlos Pugliese dijo en sus últimos días como ministro “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo” Definición sencilla pero real. En estos ámbitos la “voz del bolsillo” es la de mayor peso

A pesar de ser la economía el área de mayor preocupación ciudadana, también un Estado debe velar por la salud, el bienestar, el trabajo, la educación, la seguridad, la justicia, las relaciones internacionales, etc., materias que también tendrá a atender el nuevo gobierno. Si esto no se cumple las promesas de un cambio estructural, de un cambio de modelo, solo serán, como muchas veces ha sucedido, promesas vanas.

El intento de cambio hacia el futuro será innegable. Para iniciar ese camino es probable que durante un período de 6 u 8 meses, se trabaje en ese sentido. Superado ese tiempo, los duendes de la duda comenzarán a diseñar un futuro con más incertidumbre que certezas.


Especial para La Campaña por Carlos H. Lapenta


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