La mayor demanda pasa por reglas claras, horizontes previsibles,
El objetivo de ArgenTrigo es la promoción y el desarrollo del trigo y de sus derivados, directamente y/o en colaboración con organismos oficiales, privados o mixtos, en lo que se relacione con la investigación, producción, elaboración y comercialización interna o externa de dichos productos.
La misión es generar y agregar valor sustentable para la cadena de trigo y la sociedad. Un foro en el cual estarán representados todos los actores responsables del cultivo, de la industria y de la colocación del producto en el mundo.
Así lo define su presidente, Miguel Cané, en diálogo con Radio del Centro: “Es la Asociación Argentina de Trigo que núclea a miembros de los distintos eslabones de la cadena, desde la parte productiva, hasta la industrialización y exportación pasando por la provisión de insumos, organismos comerciales como acopiadores, bolsas, la paleta de los distintos eslabones que componen la cadena triguera”.
-¿Las últimas campañas de trigo fueron muy golpeadas por el clima?
-No estamos atravesando un momento muy feliz ni en la campaña anterior ni en esta campaña en curso. La campaña anterior nos pegó fuertisímo a través de la sequía y sus consecuencias, mientras que, en la actual estamos con la necesidad y esperanza de la recuperación. No sembramos demasiada cantidad de hectáreas porque había zonas que al momento de la siembra estaban justas de humedad y la realidad es que tampoco llovió demasiado bien desde ese momento hasta ahora para justificar que se vuelva a apostar por el cultivo. Tenemos toda la zona triguera que se encuentra muy buena, con un potencial muy interesante, que el año anterior tuvo muchísimas consecuencias por las heladas con días donde pegaron muy fuerte y en 2023, tenemos la expectativa que no suceda porque fueron eventos sumamente extraordinarios y disruptivos que causaron fuerte impacto.
El resto de las zonas está bien o sobrellevando la situación, algunas más comprometidas que otras en relación a la humedad como sucede en Córdoba, la provincia que más disminuyó la siembra de trigo por encontrarse en esa situación de perfiles con poca presencia de humedad. Asimismo, el oeste de la provincia de Buenos Aires que se encuentra bastante también aguardando caiga alguna lluvia, por ahora aguantando porque los trigos están chicos pero con escasa humedad.
Tienen que recuperarse los perfiles si no ocurre aquello que los técnicos llamaban el ‘sándwich’ donde la humedad está muy abajo o muy arriba, pero en el medio hay un ‘sándwich’ seco que cuando las raíces de los cultivos llegan a esas franjas no encuentran la humedad que necesitan para prosperar.
Estamos en un escenario con lluvias que sirven momentáneamente pero a medida que el clima comience a ser un poco más caluroso y el cultivo a desarrollarse más, en tanto y en cuanto no haya un cambio de humedad en esos lugares, el cultivo se resentirá bastante en los lugares que actualmente están con déficit hídricos.
Hay muchos campos ordenados donde la rotación se respeta y otros no tanto, pero pueden existir empresas que son ordenadas pero decidieron no sembrar trigo porque el golpe en el año anterior fue muy grande y justifica ese estado de cautela o posición defensiva de no sembrar para no atravesar otra situación parecida.
-¿Qué está demandando principalmente la cadena triguera?
-La mayor demanda pasa por reglas claras, horizontes previsibles, todo lo que no está ocurriendo en nuestro país aunque ya excede a la cadena de trigo porque es lo mismo que están precisando otras producciones. Con éstos esquemas intervencionistas y cambios permanentes en las reglas de juego, es muy difícil que el agro apueste, prospere. La situación defensiva en cuanto a lo climático se hace extensiva con muchísimas más fortaleza en nuestros gobiernos que nos tienen permanentemente con controles, en el caso del trigo con fideicomiso para la harina, volúmenes máximos de exportación.
-¿La situación para con las exportaciones?
-El año anterior en los meses de marzo – abril previamente a la siembra, el gobierno salió a fomentar que se anoten declaraciones juradas de exportaciones y se puso un volumen máximo de exportación de 10 millones de toneladas que después con los avatares del ciclo climático en cuanto a sequías – heladas, la cosecha fue muchísimo menor a la esperada en ese momento y hubo muchísimas declaraciones juradas de exportación casi por 9 millones de toneladas que luego, con una producción de 12 millones, no iba a alcanzar para el mercado interno. Posteriormente, el gobierno pega el volantazo y todas las declaraciones juradas de exportación, pagados los derechos de exportación, se prorrogó un año para defender el consumo interno.
Actualmente, nos encontramos con un mercado tranquilo y abastecido porque todas las declaraciones juradas se prorrogaron por un año. Pasamos de una punta a la otra todo por capricho del gobierno porque si se hubiese dejado libre, el manejo de los exportadores sería a ritmo de venta del productor, de mercado y no de aquello que les solicitó el gobierno.
-¿Las principales complicaciones del momento?
-Estamos con mercados intervenidos constantemente por gente que considera está haciendo un bien al país o cuenta con la inteligencia que no tiene el mercado, acciones que no existen en ningún lugar del mundo a excepción de nuestro país. Son los motivos que terminaban desalentando y si se le suma el fideicomiso creado por el gobierno para abaratar la harina, que no tiene ningún sentido ni efecto, llevan a que el agro ingrese a una gran incertidumbre que le pega a la cadena de trigo pero mucho más al maíz.
Otra de las cuestiones complicadas, que impacta más en maíz que en trigo, obedece a la provisión de fertilizantes y agroquímicos. La campaña de trigo ya estaba sembrada y en curso, así que la falta de los permisos de exportación, así que le pegó menos pero ahora están las refertilizaciones donde se puede presentar alguna problemática al respecto aunque la cadena de maíz, cultivo que requiere gran cantidad de fertilizantes y químicos, se encuentra muy complicada en este momento al existir una enorme incertidumbre.
-¿Argentina con respecto a los países vecinos?
-Está muy en boga, enhorabuena, compararnos con la evolución que tuvo Brasil en los últimos 20 años, un país que era un jugador que prácticamente no tenía importancia en el mercado de exportaciones del agro y ahora, es líder en muchísimas producciones porque se trazaron una política que no se tocó, pese a los distintos gobiernos que fueron pasando, pegando un vuelco fenomenal en producción de maíz, soja, carne, entre otras cosas. En tanto que, Argentina en las últimas dos décadas crecimos a ritmo casi vegetativo, de avance genético de las semillas, muy lentamente. Está muy bueno traer el ejemplo de Brasil a colación porque es impresionante y muy cruda la diferencia entre un país que se propone desarrollar un sector con políticas activas que mantienen la estrategia que se propone y Argentina, un país que con respecto al agro se le trata de sacar lo más posible pero sin permitirle crecer. Estimo que algún momento, observando a Brasil, nos lleve a cambiar la óptica y se produzcan cambios porque tenemos un enorme potencial para crecer en agroindustria y salir de una posición defensiva de los distintos eslabones de una cadena que hoy lucha por la supervivencia aunque no por el crecimiento.
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