“Los maíces tardíos se recuperaron y se ven favorecidos ante ésta situación de humedad y de lluvias aunque la más beneficiada es la soja de segunda”
- dlcchivilcoy
- 12 mar
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El ingeniero agrónomo del INTA Chivilcoy, Antonio Martín, y un panorama agroclimático en relación a las lluvias de febrero que marcaron un récord de precipitaciones, desde que tiene registro, y su impacto tanto en la agricultura como asimismo en la ganadería.
En diálogo con Radio del Centro, Martín ante todo comentó: “Realmente son increíbles los cambios climáticos ocurridos en tan poco tiempo porque ya finalizando enero o inicios de febrero estábamos atravesando una situación bastante delicada en relación a la falta de lluvia y generando bastante preocupación en el sector agropecuario porque los cultivos estaban atravesando su período crítico de definición de rendimiento en situaciones de sequía y sin disponibilidad de humedad en el perfil del suelo, especialmente las napas que se encontraban muy abajo”.
Seguidamente se refirió al paso de la preocupación por la sequía a la preocupación por un posible exceso de humedad y describió: “Todo un panorama de incertidumbre y preocupación sobre el futuro de la cosecha hace apenas algunos días pero el mes de febrero estuvo muy encima de los pronósticos más alentadores debido a que no indicaban sería un mes llovedor si no que estaba previsto una lluvia normal cuyo promedio histórico asciende a 104 o 110 milímetros aunque en definitiva, durante el segundo mes del año cayeron 366 milímetros, 3 veces por encima del promedio.
Lógicamente que la situación cambió, actualmente saliendo del sector rural se pueden observar encharcamientos en los lotes y ahora, la preocupación pasó de la sequía a tal vez, de continuar las lluvias, al exceso de humedad y pueda estar generando alguna complicación en la cosecha.
En la provincia de Buenos Aires, tenemos alrededor de 500 mil hectáreas bajo agua y básicamente obedece a aquello que ocurrió en el Sudoeste y Sur de la Provincia en la zona de Bahía Blanca y aledaños debido a que las lluvias más intensas ocurrieron a principios de marzo donde a principios de éste mes llovieron entre 100 y 200 milímetros, acumulándose lluvias en exceso y luego el 7 de marzo, lo más reciente, con la inundación en Bahía Blanca con 300 milímetros en 6 u 8 horas, es decir que en 4 días se registraron 500 milímetros de lluvia”.
Al consultarle si la lluvia llegó a tiempo para el maíz y soja de primera, respondió: “La lluvia llegó tarde para los cultivos de maíz de primera debido a que los sembrados temprano ya estaban con su rendimiento definido e incluso algunos con la planta seca precisamente por las condiciones de estrés hídrico que habían soportado durante su ciclo. Fueron maíces sembrados tempranos que pudieron hacer su llenado de grano a fines de diciembre aprovechando la humedad que habían recibido y la expectativa de rendimiento no es tan mala e incluso pueden llegar a estar en un promedio de 8 o 9 mil kilos dentro de una campaña bastante buena. No obstante, actualmente se precisa más que una campaña buena porque los costos de producción son altos, la incertidumbre climática complica bastante donde los valores de logística también se incrementaron tremendamente y actualmente, el sector requiere de rendimientos altos para poder seguir invirtiendo como asimismo produciendo.
La soja de primera venía bastante golpeada pero tiene la ventaja que ante situaciones de estrés se defiende, detiene un poco el crecimiento, el avance del ciclo se ralentiza y puede existir alguna pérdida principalmente si inició el llenado de granos que en lugar de llenarse 4 granitos por chaucha se llenan 3 o en lugar de 3 se llenan 2 aunque terminan arrojando una cierta producción. En algunos casos, puede existir un recorte entre 10 y 15% en los rindes pero es lo que se frenó con el advenimiento de las lluvias de febrero debido a que si no precipitaba el mes anterior se detuvieron las pérdidas y seguramente la cosecha de soja será de normal a buena con rendimientos que estarán en alrededor de 4000 kilos en algunos casos pero lejos de las expectativas del inicio de campaña”.
En relación a los maíces tardíos y soja de segunda, señaló: “En parte, con los milímetros caídos en febrero, se recuperan los maíces tardíos que se ven favorecidos ante ésta situación de humedad y de lluvias como asimismo la más beneficiada es la soja de segunda. La soja de primera se benefició en parte porque estaba iniciando su ciclo reproductivo en llenado de granos y en cierta manera, la recuperación de la humedad en el suelo acompañada el desarrollo de la planta como asimismo el período de definición de rendimiento aunque la más favorecida en líneas generales es la soja de segunda que venía muy complicada, con un panorama muy incierto hasta fines de enero pero a partir de las lluvias de febrero se recortaron las pérdidas; en soja de segunda, la expectativa es tener una cosecha normal”.
“El sector ganadero también resultó beneficiado en relación al recurso forrajero porque con toda ésta humedad disponible en el suelo lógicamente que facilita la provisión de forraje, estimula a los productores a sembrar los verdeos de invierno, prever la siembra de pasturas y se perfila un año favorable en tal sentido”, puntualizó.
Acerca de la napa, el especialista mencionó: “Seguramente haya un reacomodamiento de las napas, de hecho ya se estaba insinuando teniendo en cuenta que estaban repuntando un poco y es muy probable que termine consolidándose en éstos meses pero recordemos que si sumábamos las tres campañas anteriores teníamos un déficit de lluvias de casi 1 año y alrededor de 800 milímetros menos en los últimos 3 años que no se recompone tan fácilmente si no que llevará tiempo”.






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