“Mi tarea es con los pacientes como asimismo con los familiares porque se trata de una enfermedad que conmueve a tanto a la persona que la padece como a su entorno”
- dlcchivilcoy
- 11 feb
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La travesía al Valle de las Lágrimas con el contingente de pacientes oncológicas del Hospital Municipal y el tratamiento psicológico que ellas reciben en el servicio, de la misma manera que ocurre con los familiares que lo estén necesitando, fueron aspectos abordados por Soledad Ríos.
La licenciada en psicología, dialogó con Radio del Centro, y se expresó con respecto a la tarea que realiza en cuanto a su profesión para con pacientes y también, llegado el caso, con familiares.
En relación a la travesía al Valle de las Lágrimas, la profesional de la salud manifestó: “Fue una sorpresa para mí cuando el año pasado nos invitaron a participar de la caminata en el Valle de las Lágrimas, al principio me pareció extraño porque ninguna de las personas que concurrimos habíamos hecho trekking pero lo consideré principalmente como un regalo para las pacientes que luego de largos y duros tratamientos pudieron, junto a nosotras como profesionales, realizar una experiencia tan linda. El armado fue lindísimo y la experiencia en la montaña de gran inmensidad en todo aspecto no solamente por los paisajes si no por la unión que hubo entre nosotras, la solidaridad.
Todas las pacientes que fueron al Valle de las Lágrimas son personas que llevaron adelante sus tratamientos con mucha fortaleza, con mucha alegría y tuvieron ganas de seguir apostando por ellas mismas. Entiendo que para ellas significó un regalo el viaje y una demostración que pueden hacer lo que se proponen a partir de una experiencia enriquecedora en lo grupal”.
Con respecto a su labor profesional en el Hospital Municipal, Ríos manifestó: “Trabajo en el Hospital Municipal dentro de un servicio donde nos desenvolvemos muy bien que es el de oncohematología y mi tarea es con los pacientes como asimismo con los familiares. En ocasiones, no es el propio paciente quien requiere también un tratamiento en el aspecto psicológico si no la pareja, sus hijos y estamos para acompañar a la familia porque se trata de una enfermedad que conmueve a tanto a la persona que la padece como a su entorno afectando tanto el cuerpo y la mente también de las personas”.
En relación al abordaje de los pacientes, la Psicóloga mencionó: “Cada persona desde su subjetividad tiene una manera de afrontar los conflictos y los problemas, un patrón para enfrentar las cuestiones difíciles donde algunas cuentan con más recursos y fortaleza, mientras que, otras tienen más soporte familiar y social aunque la enfermedad es tan diversa en relación a que están quienes presentan síntomas pero otras no.
Son diferentes las formas que cada individuo tiene de atravesar la enfermedad y en nuestro caso, aquello que intentamos vivienciar en el servicio del Hospital es que se lleva a cabo de la forma menos limitada posible y que la persona pueda transitar el tratamiento sin dejar de lado cosas agradables, que tengan la vida lo más normal posible y cuando reciben el diagnóstico de tener cáncer automáticamente pensar en la muerte o que sus vidas se tornen completamente depresivas”.
“El espíritu que transmitimos obedece a la alegría, a la esperanza, acompañando desde el amor para que puedan transitar ésta etapa de sus vidas de la mejor forma que se pueda”, sostuvo.
Consultada si su tarea principal es en el diagnóstico de la enfermedad, Ríos consignó: “El trabajo más fuerte desde lo profesional es en el inicio y una etapa de adaptación no solamente a un tratamiento si no al hecho que sus cuerpos no funciona como antes, hay ciertos cuidados a tener y limitaciones que aparecen con la enfermedad. No obstante, en el tiempo de final de vida también es de mucho acompañamiento de los enfermeros, de los médicos, de todos los profesionales.
Lógicamente existe un primer tiempo de asimilación, de aceptación, una elaboración del anuncio de la enfermedad que conmueve, que entristece pero la idea es que una vez superado el tiempo de adaptación el paciente pueda transitar el tratamiento con las cuestiones cotidianas que le agraden en relación a continuar trabajando, paseando, amando y no tiene que dejar para ponerse automáticamente a sufrir.
De todas maneras los tiempos son subjetivos y no hay un tiempo cronológico donde el reloj nos vaya marcando qué hacer en cada momento debido a que una persona que ante el diagnóstico no sintió nada y recibió muy la noticia como asimismo el tratamiento, a los 4 meses puede sufrir una crisis de angustia pensando en aquello que le está pasando, por eso no hay fórmulas en lo emocional aunque sí es importante tener un espacio para que puedan conversar en relación a aquello que les va ocurriendo”.
Por último, la Psicóloga remarcó: “Tengo mi hipótesis que los pacientes enfermos con cáncer tienen un rechazo a la palabra y no son muy amigos del hablar como asimismo pedir ayuda, por eso mi trabajo principalmente es con los pacientes diagnosticados quienes de a poco empiezan a abrirse con los profesionales solicitando de nuestra colaboración. En ocasiones, se utiliza el espacio de psicología para trabajar en otras cuestiones pendientes porque el párate que demanda un tratamiento les sirve para pensar, revaluar o dar otra lectura a algunas cuestiones familiares, laborales, los vínculos, en ocasiones lo observamos en el consultorio. En la faz profesional, es otra disposición y llegada al momento de la atención con un soporte diferente al tratarse de un paciente que precisa de un acompañamiento mucho más cercano”.

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