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“Naqom es una organización que tiene más de diez años, una asociación civil que básicamente se encarga de brindar ayuda tanto humanitaria como asimismo asistencia médica”

Itatí Pérez Cosimano nos cuenta un acerca de su historia, sus raíces y lo que siente en las campañas humanitarias al formar parte de la asociación civil que brinda ayuda en El Impenetrable Chaqueño. La historia de Itatí, sus antepasados originarios y el voluntariado en “Naqom”.

La profesional de la salud es Especialista Clínica Médica, Cuidados Paliativos, que se desempeña en el Hospital Municipal de Chivilcoy como asimismo también en centros de salud de CABA.

Además, Itatí es miembro de Naqom, Asociación Civil Naqom, organización que lleva adelante asistencia médica humanitaria y en particular la obtención de agua mediante la construcción de pozos en El Impenetrable chaqueño.

Entrevistada en el programa ‘A nadie le importa’ de Radio del Centro, la médica chivilcoyana ante todo agradeció porque le permitieran dar voz a quienes no la tienen y luego, explicó que con Naqom, “se trata de brindar una mano, ayuda y asistencia a las familias, vamos dos veces al año y permanecemos varios días, llevando donaciones, alimentos y tratando de subsanar las necesidades básicas como el agua, porque la gente toma agua de charco, el charco en el barro, y si les preguntas cuándo comen, te responden cuando pueden, por lo que es una forma de involucrarse y brindar un poco de ayuda”.

 

-¿A qué comunidades ayudan?

-Naqom es una organización que tiene más de diez años, una asociación civil que básicamente se encarga de brindar ayuda tanto humanitaria como asimismo asistencia médica a la que se suman odontólogos, asimismo veterinarios. Hay equipos que se encargan de recolectar agua de lluvia, arreglar bombas, todo lo que sea necesario para que las personas tengan cubiertas sus necesidades básicas, en este caso quienes viven en el impenetrable chaqueño tanto comunidad Quom como comunidad Wichís. La comunidad Wichís es mucho más vulnerable que la comunidad Quom y ambas tienen sus idiomas e incluso para llegar en ocasiones precisamos traductores.

Con respecto a la educación, uno de los maestros de las escuelas que solemos visitar enseñan durante la primaria los dos lenguajes tanto el originario como el español y de hecho, con el docente junto a una compañera empezamos a aprender Quom para poder interactuar.

 

-¿Por qué decidiste involucrarte en tal cruzada solidaria?

-Desde muy chica siempre tuve el afán de poder ayudar a las personas de los pueblos originarios y quería ser médica para poder ayudarlos. Mi papá falleció cuando tenía 3 años y mi mamá me contó que él es chaqueño y descendiente de una familia donde mi abuela era originaria de la comunidad Quom, teniendo algo dentro que me llamaba y fue todo fue surgiendo.

Siempre tuve ese afán de querer ayudar, hacer algo diferente desde mi vocación y como especialista en clínica médica, ahora formando parte de un equipo de cuidados paliativos del Hospital de Clínicas que es el acompañamiento a las personas en la etapa de fin de vida que también nace de adentro cuando traspasa la vocación de pensar en el otro como asimismo de acompañar y notar las necesidades que tiene el prójimo en cualquier momento, ya se encara la vida de otra manera.

Cuando concurrimos al monte, observamos la realidad pero los chicos nos transmiten las sonrisas, las familias y es maravilloso como se empieza a encaminar la vida.

 

-¿Qué clase de trabajos realizan con Naqom en materia de salud?

-Puedo dividirlo en tres aspectos, aunque podrían ser muchos más, empezando por la salud tanto desde la parte médica donde siempre se precisan más médicos: pediatras, odontólogos, veterinarios porque la salud animal para mí es fundamental.

De hecho, en la última oportunidad que concurrimos a un paraje que se denomina ‘La Paloma’, una persona de la comunidad nos transmitió que era la primera vez que concurría alguien a preocuparse por los perros debido a que asistieron dos médicas veterinarias que pudieron hacer castraciones, vacunar y demás. Es muy importante porque los animales conviven con los seres humanos y la parasitosis que es lo más frecuente se encuentran tanto en los animales como en las personas.

En relación a la salud de las personas hacemos atención primaria básicamente y si detectamos algo que nos llama la atención donde se pueda hacer algún nexo para acercar a alguien a Buenos Aires, principalmente, intentamos concretar un traslado. En nuestro viaje anterior con un niño que está en silla de ruedas desde hace tiempo, encontramos algunas lesiones y lo trajimos al Hospital Pirovano, un tratamiento que tiene sus costos y no contamos con donaciones de grandes empresas si no que los recursos salen del voluntariado.

 

-¿Y con la recolección de agua?

-Tenemos el equipo ‘bombas’ quienes se ocupan de los colectores de agua de lluvia en una especie de tuberías donde justamente cae el agua de lluvia, drenen los aljibes para obtener agua un poco más potable porque cuando les preguntamos de dónde toman agua nos responden ‘del charco’ y no es el que se puede encontrar en una ciudad si no el que está en la tierra, en el barro que tiene de todo en su anterior. Es muy difícil trabajar en salud cuando las necesidades básicas no están del todo realizadas.

En las escuelas se reparten bidones de agua e incluso llevamos personas para que puedan hacer pozos de agua pero hay que excavar demasiado profundo porque no se encuentra agua. En la colocación de las últimas bombas, el trabajo fue muy bueno porque arreglaron 2 o 3.

 

-¿Cuántas personas concurrieron en el viaje anterior?

-El último viaje que se hizo fue en octubre del año anterior, los 4 días feriados con 60 personas, porque se sumó una escuela de enfermería de Villa Gesell, en un camión doble acoplado para ingresar al monte con 50 grados de calor a la sombra, algunos que se deshidrataron en el medio del monte por las altas temperaturas, la chapa del camión pero sin embargo que fueron como estudiantes de enfermería terminaron haciendo pozos para realizar colectores de agua.

Naqom cuenta con personas de todos lados y Miguel, un médico que tuvo la iniciativa, que realiza guardias en el Hospital de Buenos Aires donde también hago guardias, así surgió el contacto conmigo, pero también hay gente de Cañuelas, Gran Buenos Aires, Capital Federal, Chivilcoy, Mar del Plata, juntamos donaciones de distintas ciudades y de alguna manera articulamos para que nos lleguen y luego poder acercarlas hasta El Impenetrable.

 

-¿Con cuántas personas están colaborando? 

-En El Impenetrable se estima que hay alrededor de 60 mil personas pero tiene diferentes parajes y no se puede llegar a todos porque además hace honor a su nombre donde las calles no son de tierra si no como una especie de arcilla, caen dos gotas y te quedás estancado. Siempre hacemos una precampaña para conocer el terreno, saber a qué escuelas vamos a concurrir de la comunidad Wichís donde íbamos a recibir en una a 80 y en otra a 30 personas pero terminamos atendiendo a 300 en cada lugar, se nos desbordó todo aunque entendible ante la necesidad.

Una de las cosas que me llamó la atención obedece a que en una de las comunidades que concurrimos siempre llevamos leche, unos cuantos packs para que queden en la escuela, pero los maestros nos dijeron que no la dejemos porque no se toma debido a que los chicos no saben lo que es la leche y es increíble que en 2024 exista tal desconocimiento.



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