“No es importante la historia que cuento si no aquello que le refleja a cada uno y la propuesta es concurrir al teatro para que puedan reverse a sí mismos”
- dlcchivilcoy
- 10 oct
- 6 Min. de lectura
“El Equilibrista” es una exitosa obra de teatro protagonizada por el actor Mauricio Dayub, que ya tuvo en Chivilcoy dos funciones a sala llena en la Agrupación Artística y este fin de semana regresará a nuestra ciudad, de la mano de Raabta Producciones, con un par de funciones más que también prometen localidades agotadas tanto sábado como domingo. Las personas interesadas en concurrir pueden consultar si queda alguna entrada disponible en @raabta_producciones o en su defecto pasando por Pellegrini 171.
En Radio del Centro entrevistamos a Mauricio Dayub por la buena repercusión que viene teniendo su puesta y nos respondió: “Es un sueño que me encuentro viviendo con el séptimo año de ‘El Equilibrista’ que lo se de memoria porque en breve editaré el libro con Orsai. Llevo visitados cinco países con la puesta: Italia, Israel, Estados Unidos, Venezuela, Uruguay y 72 localidades entre capitales como asimismo ciudades de Argentina, un camino hecho no solamente compartiendo la ficción que convocó a los más de 400 mil espectadores en las más de 800 que llevamos cumplidas si no una relación que abarca mucho más que la ficción solamente y es lo que más me gusta”.
-¿Una experiencia familiar llevada al teatro?
-Una historia que descubrí en un viaje absolutamente inesperado cuando fui a filmar una película Yugoslavia pero porque estaba lloviendo en Belgrado donde se filmaban mis escenas me dieron dos días libre y decidí llamar a mi abuela para comunicarle que iba a ir a visitar a su pueblo de Italia porque me encontraba muy cerca para conocer el lugar donde había nacido mi mamá como asimismo mi abuelo y mi abuela. Mi abuela me dijo que no recordaba la dirección y no fuera debido a que no quedaban familiares viviendo allí, pese a su negativa decidí ir igual golpeando puerta por puerta con el recuerdo que tenía de mi mamá que había jugado hasta los 5 años en una callecita empedrada que se llamaba del Campanile antes de viajar a Argentina; me contaba que en la esquina de su casa había una torre alta de piedra con un reloj en la parte superior y fui sin hablar italiano golpeando puertas mencionando el apellido de mi abuelo hasta que encontré a alguien que me dijo conocer ese apellido y podía llamar por teléfono para consultar si alguien estaba disponible para hablar conmigo y encontrarse.
A los 5 minutos, apareció un señor muy alto en un auto blanco y con solamente dos palabras como contraseña que fueron Argentino y Maradona, me subió a su vehículo y me llevó a una casa, enterados que alguien estaba preguntando por ellos en el pueblo, de mi abuela que había sido muy buscada por su madre y sus hermanas cuando creíamos que no quedaban familiares. Una vez en la casa, llegó muy agitada la hermana de mi abuela que con un abrazo enorme me hizo sentir que había encontrado a mi familia y no estaba equivocado, a través de ese abrazo empecé a mirar a las personas que estaban allí y empecé a notar el parecido con mis tíos argentinos, estaba en el lugar indicado porque había encontrado a mi familia.
Habían pasado 55 años desde que mi abuela se había marchado de su pueblo natal y me preguntaban por qué nunca escribió, nunca envió una carta, nunca volvió, respondí que consideraba ya no le quedaban familiares pero no fue así y me contaron la razón que comparto con el público en cada función, fue el eslabón de esa cadena que generaron tantos espectadores y que me tiene por cuarta vez en Chivilcoy porque todos somos partes de esa esencia del valor que las personas tenemos para tanta gente: una vida común, simple y sencilla de gente anónima puede significar algo a tantos otros.
-¿El espectador se apropia de la historia?
-El espectador no concurre a seguir mi historia como habitualmente puede hacer cuando asiste al teatro o al cine si no que a través de mi historia termina reviendo la suya, el espectáculo es como cada persona del público quiere pero como la obra está construida de manera tal que refleja a los tuyos intentamos emular una figura de la literatura que es la metonimia que muestra una parte para que el otro comprenda el todo y se logró.
No es importante la historia que cuento si no aquello que le refleja a cada uno y la propuesta es concurrir al teatro para que puedan reverse a sí mismos como la propia juventud, la propia familia, aquello que nos legó la sangre, tomar más conciencia de la finitud de la vida, de lo que realmente importa y no seguir viviendo todos los días detrás de cosas que de cumplirse no nos llevan a ningún lado.
-¿El equilibrista nace inmediatamente luego de aquel viaje a Yugoslavia?
-Cuando viajé a Italia y me encontré con mi familia tenía 28 años, mientras que, ‘El Equilibrista’ comencé a ensayarla a los 58 años, pasaron 30 años y jamás imaginé que iba a compartir una historia tan personal con el público. Tanto fue así que cuando la estaba ensayando y me había aprendido el texto de memoria, me tuve que ir a mi casa de Paraná y pedirle a mis hermanos en el garaje de la casa paterna, donde jugaba a ser actor cuando era chico, se sentaran que iba a contar la historia para pedir vuestro permiso de llevarla a un escenario y conocer si no le faltaba el respeto a algún familiar. La historia me pertenecía porque la descubrí y es mía pero relaciona a mucha gente, por eso necesitaba conocer su opinión y con lágrimas en los ojos me dijeron que debía contarla, fue el primer éxito del espectáculo y me dio mucha fe para compartirla con muchas más personas.
-Mencionaste la reacción de tus hermanos, pero ¿cómo fue la de tu abuela cuándo se enteró que estuviste reunido con la familia en Italia?
-Cuando llegué de Italia y comenté que estuve en su pueblo, se dio vuelta y me dijo ‘entonces explotó la bomba’. Seguidamente, le comuniqué que tenía una valija con regalos para ella, con recuerdos de cuando era chica, tenía fotos, cosas que pertenecían a sus familiares y corriendo fueron a buscar para que se los pudiera entregar pero no podía darle absolutamente nada si no hablaba por teléfono con su hermana, después de 55 años. La primera respuesta que recibo es la negación, entonces no le di nada y nunca me voy a olvidar como miraba esa valija, entonces en un momento me dijo que la esperara, pasaron alrededor de 20 minutos hasta que apareció vestida y peinada cuan si fuera a encontrarse personalmente con su hermana, una responsabilidad tremenda para mí que agarré el teléfono, empecé a llamar y cuando me atendieron le pasé, mi abuela sin saber que decir y se le ocurrió decir hola dos veces aunque con un tono finito, como de nena y entendí que le salió la misma voz de la última vez que ella había hablado con su hermana a los 19 años. Me comentó que del otro lado nadie hablaba y miró la valija diciendo mi parte la cumplí, ahora dame las cosas que me enviaron y del otro lado, nadie hablaba porque su hermana sollozaba, quería expresarse y no podía. Logré intermediar la comunicación tratando de entender lo que me decía la hermana para transmitir a mi abuela y pude unir esas dos vidas después de 55 años de silencio como asimismo lejanía.
La cuestión es que mi abuela se había enamorado de alguien que ni la hermana y la mamá entendían era la persona indicada para ella, asimismo la embarazó de mi mamá, por la vergüenza que significaba en el pueblo mi abuelo se tuvo que tomar el primer barco que partiera a Argentina prometiendo que todos los meses iban a escribir una carta y cuando tuviera el dinero necesario se lo iba a enviar para que venga al país, así conformar una familia. Mi abuela nunca recibió ninguna de esas cartas pero cinco después de aquella partida, se enteró que su mamá y hermana se las escondían para que se olvide del padre de su hija. Entonces, mi abuela decidió con los pasajes venirse a Argentina detrás del amor de su vida, que creía perdido, sin siquiera saludar a su mamá y a su hermana, se marchó muy enojada con ellas. Su mamá murió preguntando por mi abuela, fueron sus últimas palabras y por eso, dolor no regresó más. Una historia que estaba tapada pero merced a esa casualidad, a esa lluvia en Yugoslavia puede descubrirla y 30 años después convertirla en una obra de teatro.






Comentarios