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Obispo Jorge Scheinig: “En una familia se sufre, se sacrifica y esto la hace sagrada”

La Sagrada Familia, según la Iglesia católica, denomina al conjunto compuesto por José, María y su hijo Jesús. En el calendario de festividades católicas se celebra el domingo que cae entre la Octava de Navidad (25 de diciembre al 1º de enero), oscila entre el 26 de diciembre y el 31 de diciembre.

A este respecto, se refirió el Obispo Jorge Scheinig y en principio, mencionó: “el evangelio de Lucas finalmente nos habla de esta presentación que María y José hacen del niño, siguiendo las leyes judías de la época, a los ocho días del nacimiento había que llevarlo al chico, presentarlo, circuncidarlo porque era el signo de pertenencia al pueblo, el pueblo de la alianza”.

“La mujer debía purificarse y ellos que son una familia pobre no llevan un cabrito al templo, llevan unos pichones de paloma, de tórtolas, la ofrenda de los pobres”, dijo, y agregó: “Es un matrimonio que va con lo puesto, es el matrimonio de Nazaret, una aldea perdida del mundo; un matrimonio cuyo hijo nació en un lugar de animales porque no había lugar, ellos saben el origen de ese hijo pero ahora hay que ser familia, hay que seguir las tradiciones, las leyes, hay que cuidar al hijo que nació de las entrañas de María”.

“Hacen lo que cualquier matrimonio, aún pobre, haría, como nuestros matrimonios sencillos y humildes que vienen a la Basílica de Lujan a bautizar a sus hijos con lo puesto, igual que María y José. Sencillito pero con un sentido sagrado de la vida”, puntualizó el Obispo.

“Este hijo hay que bautizarlo y entonces, cuando entran al templo se encuentran con estos dos ancianos, Simeón y Ana, que estaban esperando la promesa de Dios, el Salvador”, dijo, y añadió: “Cuando ven al niño, se dan cuenta no porque ven con los ojos que veríamos nosotros sino porque se dejan llevar por el espíritu que ese niño, ese es el que estaban esperando”.

“Simeón sale con este cántico diciendo ahora ya está, ya puedo descansar en paz, estoy viendo la salvación, la promesa. Ana alaba a Dios por ese gurrumín cargado de promesa pero Simeón le dice a María mirá, este niño tiene una misión, que a vos te va a atravesar el alma”, exclamó.

E indicó: “Este niño es un niño que su sentido de la vida y su misión viene con una carga muy fuerte, esto va a ser un sacrificio para él y para vos también mamá María”.

“Vas a sentir como una espada que te atraviesa el corazón porque este chico viene para elevar algunos y a otros a bajarlos, este va a ser un signo de contradicción. Una familia sagrada también necesita experimentar muchas veces no una vez el sacrificio de la vida”, esgrimió Scheinig, y continuó: “La vida es un sacrificio, es una entrega y en una familia muchas veces hay que sacrificarse por el otro. Ese es un sentido profundo de la vida familiar, nos hay nada que supla a la familia, ni la mejor escuela, ni la mejor Parroquia o Iglesia, ni el mejor Estado. Nada, nadie puede suplir a la familia porque en la familia el sacrificio de unos para con otros está garantizado”.

“En una familia está garantizado que yo te amo y me voy a sacrificar con vos, no tengo que firmarte ningún papel, no hace falta hacer nada, uno sabe que así es la familia, alguien me va a cuidar con su propia sangre si fuera necesario”, subrayó.

Y culminó: “En una familia se sufre, se sacrifica y esto la hace sagrada. La familia es un ámbito que uno tiene que entrar con tanto respeto, con tanto cuidado porque es un lugar de entrega como no hay en otro lugar”.

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