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Opinión: "Cabecitas"

El pasado día sábado 28 de enero el diario La Nación de Buenos Aires publicó un articulo de Marcelo Gioffre titulado “La discordia histórica entre la clase media y la patria choriplanera”. Tal articulo despertó una fuerte polémica, tanto en los medios masivos de difusión como en las redes sociales, y fue acusado de contener una serie prejuicios. Sumado a esto la imagen que acompaña la nota muestra a dos personas, una blanca con una pieza de sushi sobre la cabeza y la otra figura, más oscura, que tiene un choripán.

El autor nos habla del resentimiento y la perversa sindicalización de los desocupados y, para analizar la situación actual, se apoya en un cuento del año mil novecientos sesenta y dos, descontextualizando una realidad socio histórica que se fue transformando en estas seis décadas, no solo en lo local sino también a nivel global.

Gioffre, nos explica que fue el kirchnerismo quien alimentó el fuego del resentimiento y multiplicó las capas de sumergidos, “estos negros… que se pasan la vida en curda y después se embroman y hacen barullo” y desliza que es el responsable “de la perversa sindicalización de los desocupados”. Pone en el centro de la cuestión el tema de las desigualdades a las que denomina “discordias”.

Las desigualdades tienen un papel en el despliegue de los resentimientos y las indignaciones, en las pasiones tristes. No como las ubica Gioffre haciendo responsable al populismo que disolvió las individualidades dando protagonismo a las mayorías colectivas, sino que estas pasiones tristes encuentran su explicación en la transformación del régimen de las desigualdades. Estas pasiones tristes no solo alimentan nuestro odio al diferente sino también nos deprimen como forma de tenernos controlados. El sociólogo François Dubet sostiene que en la actualidad las desigualdades se viven como una experiencia singular, una prueba individual donde se pone en entredicho el propio valor. Esto ocurre porque hay un deslizamiento gradual de la desigualdad desde las posiciones sociales, la desigualdad producto de la lucha de clases, a la sospecha de la desigualdad de los individuos. Como consecuencia de esto se perciben las desigualdades que nos separan de quienes están más cerca de nosotros.

Pero Gioffre hace desaparecer las diferencias más grandes, que son las verdaderas causantes de las injusticias. Nuestro compañero Luciano Orellano en una extensa y bien documentada investigación sobre como por el rio Paraná se desangra nuestra economía, demuestra como las desigualdades se originan en un modelo donde las empresas multinacionales, asociadas con las poderosas clases terratenientes, se llevan las riquezas para solo dejarnos pobreza. Estas son las causas profundas del saqueo, del despojo de toda soberanía y de un pueblo sumido en descarnadas injusticias y desigualdades, para el enriquecimiento inimaginable de unos pocos y de los países poderosos del mundo. y imperialismo bueno.

Este aspecto queda invisibilizado en el articulo de Gioffre quien se detiene en las diferencias individuales. Cuando se dejan de lado las injusticias entre clases sociales, y se pone el acento en las diferencias individuales, se abre la puerta al resentimiento a las frustraciones y al odio a los demás, como modo de evitar el desprecio a uno mismo por no dar con la talla a la que nos exige una sociedad excesivamente competitiva. Todo intento de organización colectiva es señalado como perverso por estos medios al servicio del ocultamiento y la desinformación. No es en el “cabecita” donde debemos posar nuestra mirada, es preciso despojarla de ingenuidad y buscar, con sentido critico, quienes desangran nuestra patria y quienes usan su pluma para desviar nuestra mirada.


Alejandro Unzaga

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