Rodrigo Cabalieri: “El fuego seguía en las raíces de las plantas, se rajaba la tierra, salía llamas"
Este jueves retornaron desde Corrientes los Bomberos Voluntarios de Chivilcoy, Moquehuá y Bragado luego de una semana de intensa labor en la provincia del norte argentino con el propósito de colaborar para la extinción de los incendios forestales.
A su regreso y ya nuevamente en Moquehuá, Radio del Centro dialogó con Rodrigo Cabalieri, Jefe del Cuerpo Activo de los Bomberos Voluntarios de la localidad quien nos relató la experiencia no solamente en cuanto a combatir las llamas sino en líneas generales.
Todo comenzó con un viaje de ida accidentado al quedar involucrados en un siniestro vial cuando se movilizaban por la ruta rumbo a Corrientes:
“Cuando estábamos viajando hacia Corrientes lo hacíamos con una expectativa y en un segundo nos cambió todo a partir de sufrir un siniestro vial. Afortunadamente, a ninguno nos ocurrió nada grave amén de algunos golpes en una ruta que los propios médicos le llaman ‘de la muerte’. Cuando ingresábamos al Hospital por controles y chequeos habían convocado hasta un médico cirujano, alertados de un accidente, muchas enfermeras y nos miraban asombrados cuando ingresamos caminando por nuestros propios medios porque cuando avisan de un siniestro en esa ruta suelen ser muy fuertes. Únicamente utilizamos suero por estar deshidratados, nada más”.
En relación a la semana en la provincia del norte argentino, expresó: “Fue una semana difícil más por el tema de las llamas, de las altas temperaturas, había mucho viento que rotaba tres o cuatro veces en el día e iba dificultando la tarea porque quizás planeábamos alguna estrategia para poder controlar el fuego, preparábamos un contrafuego pero rotaba el viento y todo el trabajo que habíamos hecho era en vano porque salía hacia otro lado.
Pese a tener capacitaciones en incendios forestales en monte, en copa, nunca habíamos tenido realmente la práctica. Observar en montes de 50 o 70 hectáreas de pino como corría el fuego que por bajo se notaba iba corriendo despacio pero arriba, en la punta de los pinos, comprobar la velocidad que el fuego llevaba parecía que lo estaba haciendo a ras de piso. Realmente me llamaba la atención como corría el fuego arriba”.
En relación a la tarea colectiva realizada, el servidor público manifestó: “En lo colectivo muchas experiencias buenas al tener que trabajar con bomberos de todos lados e incluso del Gran Buenos Aires que se acoplaban, miraban la manera en la que trabajábamos los bomberos de los cuarteles que debemos concurrir a sofocar incendios forestales debido que al estar en Buenos Aires tienen mucho más incendios de edificios, fábricas en relación a nuestra localidad.
Fuimos interactuando, enseñando a algunos como desenvolverse, aprender de otros principalmente de los bomberos de cuarteles que ya están acostumbrados a incendios de éstas características.
Estábamos divididos en cuatro grupos, con una persona a cargo y contábamos con kit forestales, después se sumó un autobomba, otro cisterna como asimismo personal de a pie con mochilas y diferentes herramientas. Después de desayunar en el comando, cargábamos provisiones y salíamos porque nos tocaba custodiar como asimismo controlar un camino que tenía 10 kilómetros que abarcaba desde Santo Tomé a la orilla del Río Uruguay”.
Volviendo al combate del fuego, Cabalieri señaló: “No se comparan en absoluto esta clase de incendios con los forestales que debemos controlar en nuestra localidad porque el terreno en Corrientes era mucho más difícil, con temperaturas de entre 37º y 40º de temperatura.
Por la noche, los incendios se dormían en relación a quedarse quietos en el lugar y durante la mañana estábamos tranquilos hasta las 10 u 11 que empezaban a levantar las temperaturas y ya resurgían los problemas porque en los lugares que habíamos apagado quedaban los troncos, observando posteriormente que la tierra se rajaba y empezaba a salir una llamita en las raíces de los pinos que quedaban encendidas y seguían bajo tierra. De esta manera, aparecían nuevamente los problemas y volvían a revivir los incendios.
Si el fuego agarraba un monte que era nativo, se metía dentro del pueblo y no teníamos manera de apagarlo, por lo tanto debíamos estar muy atentos.
Un día nos sucedió que uno de los grupos comenzó a observar humo, avisaron y se pudo controlar rápidamente para no correr riesgos que llegara al monte.
Por la mañana aprovechábamos a controlar el fuego que ya habíamos apagado el día anterior porque nos ocurría la situación que el fuego en sí seguía por debajo de la tierra, por las raíces de las plantas, observábamos que se rajaba la tierra y salía una llamita que con los vientos se convertía en chispa que volaba y se encendía más adelante”.
Cabalieri se refirió también a la situación actual: “Cuando viajamos a Corrientes había más de 25 focos activos, ayer (por el jueves) antes de regresar a nuestros lugares de origen había tres focos activos: uno grande y dos más chicos. Cuando ya estábamos en viaje, compañeros que quedaron en Corrientes nos enviaban los videos que había empezado a llover fuerte alrededor de las 17 y ya se habían calmado, estaban controlados y enfriándose. Hoy (por el viernes) a la mañana me enviaron un video que también estaba lloviendo intensamente; gracias a Dios llegaron las precipitaciones tan esperadas y se terminó el problema del fuego”.
En cuanto a los pasos a seguir a partir de estos incendios, Cabalieri sugirió: “Hay que tratar de trabajar en conjunto de las provincias con Nación para poder tener un plan en caso de surgir una determinada situación. Cuando empiezan a surgir estos problemas tratar de actuar rápidamente y no esperar porque muchas personas nos agradecían la presencia aunque también decían que tendríamos que haber estado antes. Al ser de diferentes provincias, hasta que no nos convocan no podemos movernos y son detalles a pulir. Ya en el lugar sí se empezó a trabajar en conjunto y tuvimos todas las áreas cubiertas, se coordinó un buen grupo de trabajo aunque hay cuestiones a trabajar pensando en otra situación de la misma naturaleza”.
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