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“Una mañana estábamos en cubierta cuando empezamos a sentir el ruido de un helicóptero, gira y nos muestra la cola con la escarapela Argentina, ahí nos pusimos a llorar todos abrazados"

El ex combatiente de Malvinas, Horacio Marón, en una entrevista con el programa ‘A nadie le importa’ de Radio del Centro, relató su dramática y emotiva historia a bordo del Aviso ARA ‘Alférez Sobral’ con ocho muertos a bordo, con el puente de navegación seriamente dañado, con los sistemas de navegación destruidos en los dos ataques sufridos.

 

La llegada al Aviso Alférez Sobral

Viví tres años en el Crucero General Belgrano, quería ser buzo y salir comando para combatir bajo el agua, me voy de pase a la Escuela de Buceo. A fines del ‘81 me bajo del Crucero General Belgrano y me voy a la Escuela de Buceo en Mar del Plata para hacer el curso. En abril estábamos haciendo el curso y comienza a separarse la gente, así que de Mar del Plata me envían al Alférez Sobral ni tiempo de avisar a dónde iba, directamente me mandaron. Cuando llego a Puerto Belgrano el buque ya no estaba más, había salido a navegar y estaba haciendo estación en Puerto Deseado (Provincia de Santa Cruz) así que me subí a un colectivo, dos días de viaje hasta que llegar a Puerto Deseado.

Pregunto por el Alférez Sobral, me indican cuál es y observo un buque grandote así que me alegré pero era el que estaba detrás, cuando me acerqué realmente un pesquero tenía mayores dimensiones.  Realmente era navegar en un ‘samba’ nosotros no nos caímos al agua pero era muy feo el buque, en mi caso estaba siempre de ayudante de guardia que era el encargado de despertar al timonel, despertar al radio y despertar a los maquinistas. Mi cama estaba bien a la punta del buque, tenía que dormir agarrado a la cama.

 

En alta mar se enteran de la guerra

Cuando embarqué salíamos a navegar cada tanto y nos enteramos en alta mar que se armaba el conflicto debido a que acercaron una carta náutica, reunieron al personal y nos dijeron donde teníamos que trabajar, explicándonos la misión a desarrollar.

En puerto, se amarra el buque y muy pocas veces bajábamos porque todo era muy secreto, debido a que si salía de la escuela de buceo y me comunicaban que debía ir a la guerra lo que hacía era llamar a la casa de mi novia, ella iba a contar a sus familiares y a los míos, así se va esparciendo el comentario. No se dijo nada, se hizo la operación y surge el mensaje ‘si quieren venir que vengan le daremos batalla’ para la sociedad aunque en alta mar nos dijeron que se iban a tomar las Islas Malvinas y nos indicaron el lugar donde íbamos a trabajar.

 

La tarea del Alférez Sobral

Nuestra tarea consistía en que teníamos una radio baliza que trabajaba con los pilotos y cuando éstos caían al agua, se activaba la radio baliza dando la ubicación. Cuando los pilotos pasaban por las Islas lo bombardeaban y caían al agua, así que debíamos trabajar casi del otro lado de las Islas Malvinas, dentro de la zona de conflicto con 200 millas náuticas. Navegamos de noche dentro de la flota inglesa y tenemos el orgullo de poder decirlo, disfrazado de buque pesquero como asimismo de buque hospital poniendo una sabana pintada con la cruz roja. Realmente en el momento de navegar entre la flota inglesa no sentíamos nada, es más queríamos que vengan y si pretendían pelear los esperábamos para responder, ya nos encontrábamos preparados a tal fin. Estás durmiendo y a las 2 o 3 de la mañana te toca la alarma de incendio, de abandono, de combate, ya entramos en ese ritmo siempre alertas. De hecho, en una escalera de 50 centímetros subíamos, bajábamos y ni nos tocábamos porque quien está durmiendo sube a cubrir su puesto y quien estaba trabajando agarra algún abrigo, el casco o salvavidas. Una vez que el buque soltó las amarras de tierra y a la media hora, está sonando una alarma. Se trata de una competencia donde felicitan al jefe porque su personal llegó primero, al otro lo retan porque su personal fue lento, entonces el jefe a la próxima nos pide que les ganemos.

 

Hundimiento del Gral. Belgrano

Estábamos navegando y teníamos una radio que hacíamos funcionar con pilas de una linterna de emergencia, así nos enteramos que habían hundido el Crucero General Belgrano el 2 de mayo de 1982 y quién se lo decía al comandante que estaba en máquina, así que voy y le transmito la novedad cuando se lo comunico ya pensó lo peor y es así porque todos teníamos conocidos en el Crucero. Igualmente no terminábamos de caer en relación a lo ocurrido porque en mi especialidad lo único que se piensa es en mantener el buque flotando, navegando y combatiendo, si viene un torpedo o una bomba que agujerea el barco mi función es ir a arreglarlo, estaba preparado para realizar esa tarea. Asimismo, no nos cayó la ficha y pensar cómo pudieron hundir semejante mole pese a pensarlo una y otra vez.

 

Impactado por misiles

Fuimos a puerto a buscar agua, combustible y víveres, tres cosas que más adelante nos jugaron una mala pasa. Entrando al canal de Puerto Deseado recibimos la orden que un piloto cayó al agua y tuvimos que ir a cumplirla, llegamos al lugar y aparentemente nos metimos muy adentro debido a que apareció un helicóptero con un inglés a la vista dentro y en pleno temporal con olas de 6 o 7n metros, se manda a cubrir puesto de combate pasando a dividirse en dos estaciones de cuarto de remolque y comedor. Tenía los auriculares puestos en ese momento donde escucho que habíamos encontrado al piloto porque tiró una bengala pero no era una bengala si no un misil que nos estaba tirando el helicóptero y en ese momento sentí un sacudón porque el misil pegó justo en la lancha que tenemos para desembarcar del buque, nos rompió lo más importante porque si teníamos que abandonar el buque no teníamos nada.

Con el misil se vino abajo el techo del baño, sacudiéndose bastante el buque, tiramos con el cañón pero fue en vano si con el temporal era un subibaja y teníamos que pegarle a un ‘globito’. Posteriormente, el teniendo Casal nos dijo que estábamos autorizados a rezar pero en lugar de eso al ser jóvenes y con los nervios de la situación nos pusimos a contar chistes verdes hasta que el suboficial nos solicitó comportarnos pero lo que estábamos haciendo no era más que sobrellevar la situación. Al rato nos dieron la orden de fuego debido a que nos arrojaron dos misiles, uno que hizo impacto y el otro cayó al agua, el que hizo impacto fue en la pared del puente de mando rompiendo la pared y el piso que es el techo de la radio, por eso muere el comandante, el timonel y los chicos de la radio más un chico que pasaba por un pasillo por las esquirlas que pasaron tres chapas.

Cuando pasamos por la cocina, los integrantes de la estación I estaban todos atontados por la onda expansiva así que cuando llegamos nos encontramos en situación de fuego.

 

Esperar la salida del sol

La peor miseria es la guerra porque se encuentran gritos, alaridos y pedidos de ayuda aunque ya estamos hecho de una forma de ir a apagar el fuego aunque se terminaron los matafuegos porque a los chicos del comedor se le prendían fuego las madejas de cables que habían cortado las esquirlas, fuego abajo y fuego arriba.

Lo único que pedíamos en ese momento era que saliera el sol para salir de la oscuridad pero eran las 2.30, queríamos saber donde estábamos, qué pasaba, me quedé de guardia de incendio y se me prendían fuego los cables. Después con un hacha tuvimos que empezar a cortar, separar y encintar para ir parando los incendios.

Cuando sale el sol nuestra óptica es diferente y empezamos a encontrar a nuestros compañeros muertos, de la radio se salvó uno solo porque pidió permiso para ir al baño aunque fue alcanzado por las esquirlas y malherido pedía que venga la mamá, pese a su condición crítica igualmente vivió durante los 3 días que estuvimos perdidos.

 

El SOS y el helicóptero argentino

El buque se mantiene a poco revolución esperando qué pasaba, conseguimos una radio y estuve dando manija teniendo la dicha que un chileno radioaficionado recibió el SOS, anunciando a Argentina que el Alférez Sobral estaba navegando, habría que hacerle un monumento a ese chileno porque otros nos traicionaron. Argentina recién se enteró que el Alférez Sobral estaba navegando y una mañana estábamos en cubierta cuando empezamos a sentir el ruido de un helicóptero que lo escuchábamos cada vez más cerca, así que fuimos a buscar los fusiles, rodilla en tierra apuntábamos esperando la orden de fuego pero el helicóptero gira y nos muestra la cola con la escarapela Argentina, ahí nos pusimos a llorar todos abrazados porque nos habían encontrado. Luego pasó un avión con una mano grandota color fluo señalando el rumbo que debíamos tomar así que se puso el buque en la dirección hacia el continente. 



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