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“Argentina es uno de los países del mundo con mayor incidencia de Síndrome Urémico Hemolítico”

Un equipo de investigación del INTA –dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación– obtuvo una vacuna recombinante capaz de reducir la colonización de Escherichia coli enterohemorrágica en bovinos, principal reservorio de la bacteria. Resultados preliminares de ensayos experimentales, realizados en terneros, demostraron que la formulación dio resultados positivos para la disminución del patógeno responsable del Síndrome Urémico Hemolítico en niños.

El Síndrome Urémico Hemolítico (SHU) es una enfermedad sistémica grave, que afecta principalmente a los niños menores de 5 años. La Argentina tiene una de las tasas de incidencia más altas del mundo, con aproximadamente 500 casos por año. Por esto, un equipo de investigadores de los Institutos de Patobiología y de Biotecnología del INTA desarrolló una vacuna recombinante capaz de reducir la colonización de Escherichia coli enterohemorrágica (EHEC) en bovinos, principal reservorio de la bacteria.

“EHEC es una bacteria intestinal que se elimina por materia fecal y, si bien está presente en otros animales, el portador principal es el bovino”, explicó Daniel Vilte, especialista del Instituto de Patobiología del INTA, entrevistado por Radio del Centro, quien junto con profesionales del Instituto de Biotecnología se dedican a la investigación de Escherichia coli patógenas, su epidemiología y al desarrollo de vacunas.

El ganado bovino es una de las principales fuentes de infección para los humanos. La enfermedad se transmite a través de los alimentos, el agua y de persona a persona a través de las manos, también por el contacto directo con animales y su materia fecal, y por medio de aguas recreacionales. “Nuestro país se caracteriza por un consumo alto de productos bovinos”, señaló Vilte quien puntualizó que la vacunación del ganado bovino reduciría la excreción bacteriana disminuyendo así la contaminación de la carne bovina y otros alimentos.

“Es un desarrollo que realizamos de modo experimental en el INTA Castelar y surgió a partir del interés que había por trabajar con una bacteria que estaba relativamente poco atendida desde el punto de vista veterinario”, destacó, aunque advirtió: “El Síndrome Urémico Hemolítico es una enfermedad bastante complicada teniendo en cuenta la población a la que ataca y las secuelas que suelen quedar. Investigando y sabiendo que el principal animal que tiene Estericchia Coli es el ganado bovino, tratamos de encontrar alguna solución al problema que se nos presentaba”.

“Investigando un poco la biología de esta clase de Estericchia Coli llegamos a la idea de intervenir en los animales para intentar bajar un poco la carga en los bovinos que es el principal reservorio y así dejará de excretar mucho menos esa bacteria en el ambiente teniendo mucha menos contaminación a nivel de agua sobre alimentos para que los casos se reduzcan en humanos”, sostuvo.

Asimismo, relató: “Este trabajo empezamos a desarrollarlo hace bastante tiempo, el primer desarrollo pequeño lo hicimos en el año 2011 analizando las frecuencias genéticas y proteínas para poder intervenir. La bacteria 257 lo que hace es colonizar al bovino, se mantiene todo el tiempo y lo hace a través de unas proteínas que le permiten adherirse al epitelio intestinal del bovino”.

Asimismo, consideró que “si generamos una respuesta de anticuerpos que pudieran anular un poco la adherencia de la bacteria podríamos lograr que no permanezca en el bovino y por ende no la excrete. Nos quedamos finalmente con dos proteínas, las probamos y en un ensayo experimental, que al ser una bacteria patógena no puede ensayarse en el campo sino en un box de seguridad”.

“Es una bacteria propia del animal y las formas de contagio para con el ser humano son varias: la carne bovina es una, pero no es la única porque si la bosta del animal contamina un curso de agua y luego el mismo se utiliza para regar plantas o verduras, quedarán contaminadas”, explicó.

Asimismo, esgrimió: “También el contagio se puede dar cuando grupos de personas visitan una granja, tocan alguna parte que tenía bosta y ésta contiene la bacteria se pueden contagiar de esa manera e incluso de no lavarse las manos esa persona puede contagiar a más personas, son varios los frentes por donde la bacteria puede llegar al ser humano”.

“La vacuna está en fase experimental. Primeramente la desarrollamos, luego la fuimos mejorando produciendo más y mejor las proteínas que la contienen pero todavía no está en producción”, dijo, y puntualizó: “Para que una vacuna llegue a mercado tienen que pasar muchos ensayos previos, validaciones. Podemos hacer un desarrollo a nivel laboratorio pero después se precisa que lo tome una empresa para que la produzca y acerque al mercado”.

“En el grupo vacunado tanto la excreción como la duración de la excreción en días es menor que en el grupo no vacunado, significa que la respuesta inmune que la vacuna causa es capaz de disminuir la excreción porque básicamente se vacuna a los animales y a otro grupo no”, subrayó Vilte.

E indicó: “Después de un cierto tiempo a ambos grupos se les da una cantidad conocida de Estericchia Coli y después se mide en qué magnitud y por cuánto tiempo los animales van excretando la bacteria patógena”.


El producto es una vacuna constituida por proteínas recombinantes que reduce la carga bacterial en los vacunados, con una muy buena reacción inmune. “Buscamos utilizar estas proteínas para generar una respuesta inmune de anticuerpos que pueda bloquear la unión del patógeno al tracto gastrointestinal y, de ese modo, inhibir o disminuir la colonización”.


La vacunación se ensayó de modo experimental en terneros, en un box de bioseguridad. Se inoculó la vacuna, se midió la respuesta inmune generada y finalmente se realizó un desafío con una cantidad conocida del patógeno vía oral para medir cómo variaba la colonización entre los animales vacunados y no vacunados. “De este modo, pudimos observar diferencias significativas, tanto en el nivel de excreción del patógeno, como de la duración de la misma entre los grupos vacunados y control, siendo menor en los animales vacunados”, explicó Vilte.


De acuerdo con Vilte “es un producto sumamente importante, porque Argentina es uno de los países del mundo con mayor incidencia de la enfermedad y, además, este desarrollo podría favorecer la exportación de carne, ya que algunos mercados, detectan la presencia de serotipos portadores de toxinas Shiga para el ingreso de la mercadería”.


En la actualidad, el equipo de investigación está realizando una formulación nueva, a partir del uso de otras plataformas, con el objetivo de lograr una vacuna tan potente como el prototipo y con un costo económico menor.


Sobre el SUH

El Síndrome Urémico Hemolítico es una enfermedad sistémica grave, que afecta principalmente a los niños menores de 5 años y causa diarrea –generalmente con sangre– y puede acompañarse de fiebre, vómitos y dolor abdominal.


“El SUH es causado por un grupo de serotipos de Escherichia coli denominado enterohemorrágico, incluido dentro de un paraguas más amplio que se conoce como E. coli productor de toxinas Shiga. Lo que causa daño es la toxina Shiga. El trabajo se centró en este conjunto, las E. Coli enterohemorragicas (EHEC)”, explicó Vilte.


Aún no existe ningún tratamiento preventivo para la enfermedad, que afecta principalmente a los riñones. Y, si bien la mortalidad ha bajado aproximadamente al 4 % en los últimos años y alrededor del 70 % de los afectados se recuperan totalmente, un porcentaje de niños permanece con secuelas leves –como hipertensión y proteinuria–. Mientras que, entre un 15 y 20 % de quienes padecen el síndrome, quedan con daños renales progresivos, que requieren diálisis de por vida o incluso trasplante renal.


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