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“El ingeniero agrónomo es el único profesional idóneo con respecto al uso de fitosanitarios"

El Presidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Chivilcoy y Alberti (AIACA), Roberto Ponsa, hizo referencias a dos cuestiones de intervención para los profesionales que desempeñan la tarea que obedecen a la forestación y también al manejo de los fitosanitarios.

En diálogo con Radio del Centro, Ponsa subrayó que el ingeniero agrónomo es la persona capacitada para que realice correctamente una aplicación e instó a que no se realicen autofumigaciones.


Forestación

El ex presidente de la Asociación, actualmente es miembro de la Comisión de Forestación de la Regional Norte, donde se hace vínculo con instituciones como INTA con la donación de árboles. En breve estaremos donando a escuelas como asimismo a espacios públicos árboles para reforestar Chivilcoy. En el caso de los frentistas, actualmente no tenemos un acuerdo con Espacios Verdes del municipio pero estamos en la brevedad de ponernos en comunicación como asimismo a disposición para poder ayudar debido a que nos resulta más sencillo conseguir las especies pero nos resulta bastante difícil su mantenimiento y ahí necesitamos ayuda del frentista o de la Municipalidad para que mantenga hidratado y podado al árbol. Desde la Asociación podemos hacer la gestión, ayudar al planeamiento o estrategia para obtener los árboles pero no tenemos los recursos ni el tiempo de poder mantenerlos una faceta que ya debería pasar a formar parte del frentista, encargado de las plazas o de Espacios Verdes en relación a hidratarlo si hay faltante de precipitación, podarlos en los meses de invierno o reemplazarlos en caso que por algún motivo biológico se haya malogrado. Estamos trabajando en ese proyecto”.

‘Autofumigar no es legal’

El ingeniero agrónomo es el único profesional idóneo con respecto al uso de fitosanitarios, no hay otra profesión en Argentina. Desde la Asociación estamos impulsando que pongan a los ingenieros agrónomos detrás de una aplicación porque es la persona capacitada y además está observado por el Colegio, por la Justicia, por el Municipio, por la Provincia, por la Nación y sus propios colegas. No puedo ir a una farmacia a buscar un medicamento si no que preciso pasar por el médico aunque sea una droga ultraconocida, igualmente preciso la receta de un profesional si no me estaría automedicando. En este momento, en la producción se está autofumigando y no es legal; sí es legal adquirir la receta agronómica y aplicar bajo la supervisión de un ingeniero agrónomo que no se está haciendo, por eso estamos impulsando desde la Asociación.

En otras profesiones: no se puede escriturar un lote sin un agrimensor, no se puede aprobar un plano si no hay un arquitecto, no se puede sacar una escritura sin un escribano, todas las profesiones tienen su reglamento y en fitosanitarios, estamos los ingenieros agrónomos.


‘Recetados por un ingeniero agrónomo’

Ocurre que el agro es anterior y los agroquímicos empezaron muy junto con la profesión aunque es una situación que debe cambiar donde los fitosanitarios tienen que estar recetados por un ingeniero agrónomo que conoce de la dosis adecuada, desalienta si un producto está de gusto o no, tiene otras estrategias para no fumigar y utilizar otra clase de alternativas de manejo para evitar los fitosanitarios. Son 6 años que estudiamos manejo de suelos, manejo de cultivos, cultivos de cobertura, muchas cosas que se pueden hacer para utilizar lo justo y necesario los fitosanitarios.

No obstante, el primer trabajo del ingeniero agrónomo es pasar a revisar el lote, conocer que se hará y luego se determinará la utilización de los fitosanitarios, cuándo, dónde y quién.


‘Un ingeniero detrás de las aplicaciones’

Desde la Asociación proponemos aquello que debe hacerse, con un ingeniero agrónomo detrás de cada aplicación y con eso, la sociedad puede estar más que tranquila y confiar en los profesionales.

El productor muchas veces toma decisiones por sus propios medios sin permitirnos participar. Si un productor consigue los fitosanitarios y los aplica por sus propios medios no tenemos manera de poder intervenir. La sociedad exige un uso responsable de los fitosanitarios y estamos capacitados para hacerlo sin tener problema de poner nuestra firma de saber qué estamos haciendo. Caso contrario, se pone en riesgo nuestra matrícula, profesión y recursos económicos como cualquier profesional que incurre en una malapraxis, el tema pasa porque no tenemos participación y surgen después las consecuencias”.









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